Antes o después tenían que salir a relucir las barbaridades cometidas por el bipartito gallego, que tanto daño ha hecho a Galicia durante la legislatura pasada. Tanto monta, monta tanto, PSG como BNG. Lo mismo da TouriñoQuintana. Votar a uno era votar al otro. Uno no hubiera gobernado sin el otro en Santiago, sea cual fuera la situación y la cantidad de votos. Ahora que ya gobierna Alberto Núñez Feijóo está obligado a levantar alfombras: el pueblo gallego aún no sabe nada de lo que se esconde tras el ‘dúo mandanga o dúo calavera’.
Ambos tienen mucho que callar, aunque el gusto por el lujo, el abuso y el atropello al ciudadano puede darles más de un disgusto. Sea como fuere, Galicia ha perdido cuatro años y tiene la obligación de recuperarlos cuanto antes. Nunca Galicia había contemplado a dos líderes políticos tan atraídos por el mangoneo y el retorcimiento.
Millones y millones de euros han malgastado Touriño y su clon nacionalista en lujos que no eran necesarios para la Xunta. Ello no sería grave si no hubiera sido porque han abandonado la creación de empleo y han dejado deslocalizar decenas de empresas. ¿Para qué puñetas quería Touriño un coche con mayor blindaje que el del presidente del Gobierno de España o el del Papa? ¡Pero, hombre, Touriño, si nadie va a atentar contra ti! Si no te conocen más que en tu casa a la hora de cenar. Tal vez la única explicación a tanto blindaje sea que, ante tanto abuso y desprecio al ciudadano, los gallegos pudieran apedrearle.
Del mismo modo que Touriño ha abusado, su compinche Quintana no se ha quedado en puertas. Ha cambiado el atuendo vaquero por el traje de marca; el utilitario por el coche oficial, del que no se baja ni para orinar; ha abusado de los hoteles de lujo y, a cambio, no ha aportado nada a Galicia, excepto la colocación a dedo de casi toda la mafia del ‘Nunca Mais’; la barca de pesca la ha cambiado por el yate de lujo, a cambio de corrupción y tráfico de influencias; no ha sido capaz de atraer más que a sus secuaces y se ha inventado un indigno mitin con ‘atraco’ a la tercera edad, además de con traición, premeditación, mala fe y juego sucio.
Mientras Touriño ha demostrado estar cegado por el lujo, Quintana ha demostrado lo estrecho que es. Juntos han llevado a Galicia al hazmerreír en otras comunidades, y a dejar traslucir el modelo de lo que no debe ser un Gobierno. Calvin Coolidge solía decir que “la prosperidad es solo un instrumento que hay que usar, no una deidad para rendirle culto”.
Y eso es lo que han hecho ambos, dejarse cegar por el desorbitado abuso de la prosperidad para ellos, en detrimento de su pueblo. Un pueblo que ha sido inteligente y ha echado a la calle, por la vía democrática de las urnas, a estos dos mequetrefes de la política.
Dos días antes de las elecciones gallegas se descubrió que Anxo Quintana había sobornado con 135.000 euros a dos diarios gallegos para ganarse sus favores. Estamos ante un escándalo brutal, más propio de un miserable y un caradura que de un político correcto. Anxo Quintana pretendió chantajear a Galicia con dinero público, con tal de mantenerse en el pesebre. Solo falta que salga a la palestra pública el tema de la droga y la prostitución. ¡Ya sería el colmo gallego, aunque Quintana es impredecible, por lo que no deben descartarlo!