Despilfarro. Excesivo despilfarro.

En nuestra investigación estamos comprobando que se usan los coches oficiales para acudir a asuntos particulares. Lo hacen los consejeros de autonomías y los directores generales. Cientos de cargos públicos se desplazan en sus coches oficiales con cristales tintados para no pasar vergüenza.

Además de prescindir de cientos de coches oficiales, exigimos que se eliminen los cristales tintados. La vergüenza debe ser para quien usa los vehículos. Estamos hartos de comprobar cómo algunos directores generales, consejeros y secretarios generales exigen que los conductores vayan hasta su casa para recogerlos por la mañana. A eso se llama abuso, mala fe, despilfarro, desprecio al ciudadano y tráfico de influencias.

Hemos comprobado cómo se hacen cientos de kilómetros para buscar a un alto cargo hasta su pueblo y el conductor circula por el mismo para que los vecinos se enteren de que a esa persona se le pone coche oficial, como queriendo demostrar superioridad y prestigio. Decenas de directores generales han recibido en Castilla y León la crispación de la ciudadanía, porque tienen hasta media hora esperando a la puerta de su casa al conductor con el motor encendido y esperan a que les abra la puerta cuando aparece, cual súbdito dependiente.

Vergüenza. Mucha vergüenza pasamos los ciudadanos cuando observamos eso en nuestros pueblos y ciudades, o cuando comprobamos que reciben talones no confesados por acudir a las Universidades de Verano de la comunidad para mostrar su imagen, pues la conferencia se la preparan sus técnicos. Aún recordamos lo sucedido en la Universidad de Verano de Ávila y la dirección general de formación profesional. Jamás un director general había pasado tanta vergüenza, por su demostrada incompetencia y ante el prestigio profesional y personal de su técnico asesor. Castilla y León se mueren, pero es que a ello contribuyen sus altos cargos. Pero hay más, mucho más.

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