Del ridículo bufón al ínclito alcalde.

¡La gran diferencia!

Del bufón de Getafe al ilustre señor alcalde de Valladolid

Bufón Castro (izq.) e inclito alcalde de Pucela (dcha)

Bufón Castro (izq.) e ínclito alcalde de Pucela (dcha)

Lo lleva escrito en el rostro. No lo puede negar. Algunos se hartan de ser «tontos de los cojones» y pretenden pasar el ‘título‘ a los demás.

Lo hacen porque no es título nobiliario que conlleva retribución. En caso de llevarla estamos convencidos que desearía ser conde o duque de «Tonto de los Cojones» de Getafe o de cualquier punto de esta España que rifan y maldicen los socialistas de medio mandil y puño cerrado.

El rostro le delata al ‘venado‘ getafense. Con esa cara sus disculpas no pueden ser sinceras, y mucho menos sentidas, cuando ni siquiera tiene limpia la mirada.

Por el contrario, ahí tienen un señor alcalde de los pies a la cabeza, como es el de Pucela. Años y años en el sillón y sus logros se cuentan por cientos. Se ha ganado el afecto general de la ciudadanía pucelana; aunque con una excepción: la de los sociatas más retorcidos.

El socialismo de puño cerrado y espinosa rosa va de tantarantán en tantarantán cada vez que se enfrenta al ínclito León de la Riva.  sus enfrentamientos se cuentan por ‘sopapos‘ y derrotas, por miserias y traiciones al socialismo. Como dice nuestro viejo amigo socialista: «a este León no hay quien le tosa y, tiene cojones la cosa, además es un buen alcalde. Hasta yo le voté esta última vez».

Si eso dice un socialista de los conocidos como históricos, pueden estar seguros ustedes que le admiran hasta en la izquierda. Seguramente no exista alcalde en España que más batacazos haya dado al puño y a la rosa.

Si alguien lo duda, ahí están las hemerotecas. Y ahí están los aspirantes: Bolaños, Velasco y Rodríguez. Todos ellos dejaron ver su rabo entre las piernas en su momento, menos la última candidata; a ella se le vio el plumero, pues traicionó  y decepcionó a sus propios votantes y a la ciudadanía en general: salió corriendo como coneja asustada de la Casa Consistorial.  Y todo porque Zapatero le ofreció un puesto de renombre con sueldo alejado de la crisis. prometió permanecer en el Consistorio y…¡No la hemos vuelto a ver el pelo por Pucela!

En fin, dentro del socialismo, si hay que traicionar a mamá, se  la traicioná y punto. Y si hay que hacer la pedorreta a papá, pues eso, se le hace la pedorreta y, si es necesario, también la peineta.

El socialismo tiene su claro e inseparable signo de vida. al que acompañan la traición y la corrupción.  Decía Honore Balzac que «el socialismo es un eterno parricida, mató a su madre, la república, y a su hermana, la libertad»

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