Hasta hace unos pocos días pensaba que el presidente del Gobierno era un estúpido integral. Ahora, tras los acontecimientos de los últimos días y la falta de medidas económicas ante la aguda crisis, pienso que además de estúpido es un enfermo atrapado en Moncloa y rodeado de mediocres.
Alguno se preguntará dónde está esa enfermedad del presidente. Pues está en su actual paranoia. Se cree sus propias mentiras, decoradas con atajos mal diseñados y peor explicados. Hemos de confesar que hoy sentimos vergüenza ajena cuando vimos a Rodríguez explicar — como el mal profesor al que aluden muchos de sus ex alumnos — las inyecciones económicas. Garantía de depósitos y fondos con cargo al Tesoro Público.
Mientras estaba hablando, mi instinto me decía que ocultaba algo o no lo sabía explicar. Y lo que ocultaba era ignorancia. Un importante cargamento de ignorancia. Ya ni siquiera los suyos creen sus palabras. Que se lo pregunten a los miles de parados que arroja el balance de este desconcertado Rodríguez. Cogió una economía saneada y la ha convertido en harapos.
Su presencia en televisión anunciando las citadas medidas ha colmado el vaso. La población desconfía de este irreconocible enfermo. Después de los reiterados engaños con ETA, la negociación y la revitalización de la banda asesina, las palabras del presidente no solo son un peligro, sino que hay que jugar a interpretar lo que dice, sabiendo que ni él cree en sus propios compromisos.
Anunciar las medidas de la garantía y los fondos — tan mal como lo ha hecho – lleva a que en los próximos días salga mucho dinero de las entidades financieras españolas. No es ningún secreto que en algunas empieza a cundir el desconcierto ante la fuerte evasión de capitales de los ahorradores. Y no precisamente de los grandes ahorradores. ¿Quién no ha evadido capitales alguna vez o algunas veces?
La ignorancia de Solbes y Rodríguez pasa por primar a los hipotecados, a la vez que castigará a los ahorradores. Si no hay ahorro, no hay inversión; es la sencilla regla del que suma, en vez de restar. Volvemos a recordar que el reintegro de ahorros de las entidades financieras no lo están haciendo los grandes capitales, sino miles y miles de ahorradores que son los más perjudicados y a quienes Rodríguez ha despistado, engañado y olvidado.
Y para mayor engaño pretende amnistiar a quienes flirtean con dinero negro. La aparición de los billetes de quinientos euros, que circulan en el mercado negro, cree Rodríguez que suavizaría la crisis. Ni van a aparecer los ‘Bin Laden’, ni la población se cree que será amnistiada. Nos recuerda las amnistías del abuelo Patxi durante la postguerra.
Rodríguez cree que los ‘Bin Laden’ están en manos de los trabajadores y de los mileuristas. Pues claro que sí, todos los ‘curritos’ pagamos el primer café de la mañana con un billete de quinientos euros. ¿Quién no guarda en la taquilla del gimnasio o en el cajón de la mesa del trabajo un buen puñado de billetes de quinientos euros? ¿Acaso hay algún obrero o parado que no maneje varias decenas de ‘Bin Laden’ como dinero negro? Ya lo ven. Rodríguez ha elevado su estupidez de tal forma que la ha convertido en enfermedad.
Vayamos recogiendo los ahorros de nuestro banco cuanto antes. Rodríguez acabará tangándonos. Mejor ver quebrar al banco que a sus impositores. La fuga de capitales ha comenzado. Ignorante el último.