El nerviosismo de Herrera tras el ‘Caso Lasarte’, y su poco aprecio por León, le llevan a insultar al alcalde leonés y a los ciudadanos que llaman a las cosas por su nombre.
Aeronave de Lagun Air
No podemos entender el nerviosismo de Juan Vicente Herrera, todavía presidente de la Junta de Castilla y León. Ahora pretende arreglar su mala actuación tras los insultos dirigidos a los ciudadanos que llaman a las cosas por su nombre y al alcalde de León que le dice las cosas mirándole a los ojos.
¿Qué tipo de presidente tiene Castilla, que tan poco aprecia a León y a sus gentes? ¿Desprecia a los leoneses cuando desprecia a su alcalde? Naturalmente que sí. Y él sabe los motivos que le indujeron a los insultos. En León se ha visto con las posaderas al aire, habiendo tenido que cesar al secretario general de la Delegación Territorial. Ha sido como decirle que es el nuevo Pancho Villa de la comunidad, desde el momento en que no está preparado para controlar a su gente de confianza.
Y desde León le van a dar muchos más disgustos cuando se complete la investigación. Bien es verdad que esperábamos que Herrera diera un paso al frente el 8 de septiembre;, en relación con el tráfico de influencias descubierto en León; pero un diario castellano no ha publicado lo que todos esperábamos que iba a salir ese día. Nos dolería saber que ha habido un pacto de no agresión. Y más aún si nos enteramos de que ha habido algún tipo de prebenda para tapar la boca de periodistas, informadores o articulistas.
Ni a Francisco Fernández ni a Oscar López les ha sentado nada bien la actitud insultante de Herrera Campo. Si bien es cierto que no aludió a personas concretas, también es verdad que se entendieron perfectamente las cacofonías de Juan Vicente Herrera. Incluso con la alusión de “sinvergüenzas” nos damos por aludidos todos aquellos que llevamos mucho tiempo denunciando las barbaridades que se cometen por parte de sus asesores y su gente de confianza. En otras ocasiones comentaremos dichos atropellos. Entren ustedes, por ejemplo, en nuestra bitácora y comprobarán cómo se ríen de la ciudadanía quienes contestan a las preguntas que se le hacen al presidente.
«Creo que tenemos los argumentos, la trayectoria, los hechos y las realidades suficientes como para no permitir que ningún mindundi ponga en duda el compromiso del PP y de la Junta con Castilla y León y con cada una de sus provincias. Es que no es admisible». Esta exposición textual de Herrera deja bien claro que va dirigida al alcalde leonés, tras el anuncio de crear un grupo de procuradores leoneses en las Cortes de Castilla y León, abandonar a Lagunair por ser empresa leonesa y tener a León por provincia de cuarta división. Al contrario de lo que ha hecho el presidente Zapatero, cuyo trabajo y desvelos por León hoy están fuera de toda duda.
Lo de Juan Vicente ha sido pura envidia, desconocimiento, mala fe y ganas de convertirse en ‘tocapelotas’. Se encuentra con el ‘culo al aire’ tras el tráfico de influencias de los parques solares o plantas fotovoltaicas y sus nervios le traicionan. Hasta el leonesista, Chamorro, de Unión del Pueblo Leonés, le ha dicho las cosas a la cara: «Si Lagunair fuera de Valladolid, la Junta se hubiera volcado».
“(…) Nadie, nadie que no sea un sinvergüenza, puede decir que la Junta de Castilla y León le debe nada a esa compañía en virtud de los compromisos asumidos». Con esa expresión no solo vuelve a insultar al alcalde leonés, Francisco Fernández, sino que insulta también a los medios de comunicación que lo han publicado. Y, ojo al dato, han sido todos los medios escritos. Doy fe. ¿Tanto interés tiene Herrera en insultarnos a todos y faltar al respeto a miles de votantes suyos? ¡Qué hipócrita, qué gamberro, qué gorrón y qué desagradecido! En fin, mañana a soportar otra vez la represión de sus mandados y ‘correveidiles’.
