Mariano Rajoy está empeñado en “morir, matando”. No hay marcha atrás. Los días pasan y el desconcierto es cada vez mayor en el principal partido de la oposición. Unos contra otros, otros contra unos y acabarán todos contra todos. Al tiempo.
Rajoy ha llevado al PP a un punto impensable hace tan solo unos meses. No solo el partido va a la deriva, sino que los propios responsables se deslizan por la pendiente del enfrentamiento y el ‘navajazo’ traicionero y barriobajero. El insulto, el enfrentamiento y el desconcierto se han extendido por el partido en todas comunidades autónomas donde, además, surgen enfrentamientos entre las propias provincias.
Cada vez son menos los que apoyan a Mariano Rajoy. La ciudadanía ha perdido toda la confianza en Mariano. Únicamente algunos afiliados y compromisarios, que comen del partido (¡Y cómo comen!), sacan la cara para no perder las prebendas. Ellos saben que son minoría, como saben que tan solo queda esperar la muerte del partido. Y ésta no está lejos.
El sábado, día 31 de mayo, se hará el ‘paripé‘ en la Feria de Muestras de Valladolid para arropar a Rajoy. Como de costumbre, Castilla y León van contra corriente. La ignorancia es muy atrevida, pero eso no impedirá que en Valladolid escuche Mariano Rajoy voces discordantes.
Va a ser la última oportunidad de Herrera, un presidente sin oficio, pero con excesivo beneficio desde que fuera hecho presidente a dedo por Juan José Lucas; bien es verdad que, posteriormente, ha ganado dos compromisos electorales, donde se votaba PP o PSOE. De lo que no hay duda es que a Herrera no le conoce el 35% de la población castellana y leonesa, según las encuestas, Y, en el exterior de la comunidad, es el presidente menos conocido, menos reconocido y peor valorado. Ni siquiera se le considera un barón dentro del Partido Popular. En Castilla La Mancha dicen de él que es como la gaseosa: pierde la fuerza al instante.