Ha sido Rodrigo Rato, y no José Mª Aznar, el artífice del fichaje; aunque por motivos que no conviene confesar al PP, prefieren mantener a Rato libre de responsabilidad. Solo las malas lenguas y las peores intenciones han convenido en meter al ex presidente Aznar por medio. ¡Allá ellos con sus estupideces! Algo parecido habría que decir del sector de la prensa que también ha aceptado semejante juego, dejándose engañar. Ya se sabe en el PP que contra el PSOE todo vale; pero no se puede ir mintiendo siempre y achacar al contrario los errores de uno mismo.
Entre Manuel Pizarro y Rodrigo Rato existe una vieja, permanente y clara admiración desde hace tiempo. Rodrigo Rato no solo no deja tirados a sus amigos, sino que colabora puntualmente y con eficacia cuando se lo piden. Al contrario de lo que está haciendo Paco Álvarez Cascos: su frasecita sobre los alcaldes deja mucho que desear y tiene un claro destinatario. Nadie le quita méritos al “doberman”; hay quien dice que es como “El Cid”; en este caso, aun muerto políticamente, sigue ganando batallas en el Partido Popular, en directo y en diferido.
Pizarro, junto con gente como Alierta o Bernaldo de Quirós se incorporaron como asesores externos económicos en tiempos en que Aznar era líder de la oposición.