Se suele decir que los viejos, los niños y los menos avispados dicen las verdades cuando menos conviene y en el momento más inoportuno. Pues eso mismo es lo que leo en la bitácora de ‘Pepiño’ Blanco, don José. También ha dicho algunas verdades que han sentado muy mal en el seno del Partido Popular y, particularmente, entre sus dirigentes. Según él, perdieron las elecciones de 2004 porque no supieron trabajar y, además, mintieron a la población.
Vayamos por partes. Nadie duda que no supieron estar a la altura de las circunstancias. Por aquel entonces, hasta las encuestas menos creíbles daban una mayoría absoluta al PP. Y quienes no se la daban, sabían que se quedaría en puertas. De ahí que lo vieran todo tan claro y se relajaran en las costumbres. El resultado es el que todos conocemos, con los condicionantes que se produjeron: atentado brutal, mentiras a la población, ocultamiento de datos, ‘cuchillada’ socialista a la democracia, cacerolada sociata y lo peor de todo: muertos, muchos muertos, ninguna seguridad y exceso de prepotencia aznarista. Todo ello, sazonado con especial ridículo de Angelito Acebes, dio con los ‘populares’ de bruces en la calle.
El grueso del PP se encontró a la intemperie y con el problema de tener que colocar a los suyos en los aledaños de los gobiernos autonómicos, llegando a amenazar a muchos funcionarios para que abandonaran los puestos de libre designación que ocupaban en muchas comunidades autónomas. Había que colocar a los estómagos agradecidos como fuera. En muchos casos fueron los directores generales quienes se guardaron y tragaron el marrón de tener que hablar con sus asesores menos dóciles y que no seguían la disciplina de partido, como sucedió en varias consejerías de Castilla y León. De momento lo dejamos así; de los directores generales implicados iremos hablando y desgranando hechos poco conocidos de aquí a las elecciones generales. El ridículo suele ser su fiel compañera, como lo es la muerte para el legionario.
El secretario de Organización del PSOE, ‘Pepiño’ Blanco, don José, ha dado los detalles que precisaba la noticia. «Hay dos cosas que los votantes no perdonan a los partidos: la primera es que les engañen. La segunda, que no suden la camiseta, que no den todo lo que tienen y lo mejor que tienen. El Partido Popular perdió en 2004 unas elecciones que creía tener ganadas por caer en ambos errores». La exposición de ‘Pepiño’ coincide con lo que suele repetir Pedro J. Ramírez y que ya hemos citado en alguno de nuestros artículos. Por lo visto, Mariano Rajoy está rodeado de “vagos que no pegan ni sello. Y menos aún en fin de semana”.
Si a esa vagancia que hoy es una realidad contrastada, sumamos cómo se las gastan algunos alcaldes ‘peperos’ en su actitud con los ciudadanos, como es el caso del alcalde salmantino, no es de extrañar que el PP vaya en franco retroceso en las encuestas. Rajoy ha dejado tirados a sus votantes y a la AVT recientemente. Y en la derecha no perdonan esas frivolidades. Que se lo pregunten al alcalde Lanzarote y a la desconfianza que ha generado en su partido, tras el intento de subir impuestos en vísperas electorales. No solo se la ha envainado, sino que ha tenido que bajar a recogerla y limpiarla, arrastrando su indignidad por la hermosa ciudad charra.
En algunas comunidades, los ‘peperos’ están excesivamente acomodados. Las elecciones generales son para que se ganen los garbanzos quienes van al Parlamento y al Senado. A los procuradores regionales no les gusta que les hagan trabajar en aquello que no les compete y que en gran medida desconocen. Incluso, directores generales que repiten legislatura tras legislatura desaparecen de la escena para que no les reclamen sacrificios. Algo parecido es lo que hacen muchos senadores cuando llegan elecciones autonómicas. Es lo que llaman desde fuera ‘solidaridad pepera’; es decir, no dejes la espalda a mi vista y menos las patas del sillón sin protección.
Ahí radica la diferencia entre PSOE y PP. Los primeros ya han empezado a sudar la camiseta, como les pidió el presidente Rodríguez hace dos semanas, mientras que en el Partido Popular ni siquiera la han desempolvado todavía.