Dos mil quinientos euros por niño. No ha sido una medida pensada y mucho menos programada. Ha sido el resultado del nerviosismo de un Gobierno que se siente acorralado por las circunstancias, entre las que pesa sobremanera la cesión ante ETA, el extraño comportamiento ante el caso De Juana y el exceso de compadreo con la camada abertzale. Además de no haber sido una medida pensada, el Ejecutivo de Rodríguez no podía dejar pasar esta ocasión, después de haber ‘lesionado’ a la familia con medidas un tanto rocambolescas, equívocas y trasnochadas.
No hay duda. La asignación de los dos mil quinientos euros es una clara medida electoralista. A partir de ahí pueden obtenerse todas las conclusiones y reflexiones que desee el ciudadano. El PSOE necesita votos y sabe que una parte de la ciudadanía reacciona, en muchos casos, por el bolsillo. Aquí, en este punto, la conocida improvisación se transforma en interés partidista y en egoísmo calculado. El Gobierno de Rodríguez debe concienciarse de que la demagogia puntual es la sepultura del torpe, del egoísta y, por añadidura, de cualquier persona.
Desde el Partido Popular se entiende la medida como un “cheque-voto” de tipo “discriminatorio e insuficiente”. “Han bastado tres años y medio de Gobierno socialista para retroceder”, según Ana Pastor. Lo que no cuenta la secretaria ejecutiva de Política Social y Bienestar del PP es que en comunidades como Castilla y León cuesta “Dios ayuda” conseguir la prestación por natalidad. Y no solo eso, sino que queda discriminada la mayor parte de la población en edad de procrear, ya que la ayuda de la Junta va destinada exclusivamente a rentas inferiores a 21.035 euros. Y, si bien las cantidades son aceptables, sobre todo por el segundo y tercer hijo, lo cierto es que gran parte de las parejas no pueden optar a las ayudas debido a la baja limitación de ingresos. Algo parecido sucede con las ayudas por libros, a pesar de haber subido recientemente la limitación; pero, como llega con cuatro años de retraso, pues resulta que estamos en las mismas o peor.
Si miramos a Galicia, por poner un ejemplo, Castilla y León se encuentra en el grupo de comunidades privilegiadas; es más, nada tiene que envidiar al País Vasco. Otra cuestión es si comparamos León y Castilla con Cataluña; ahí si que la comunidad de Juan Vicente sale mal parada. Muy mal parada. Para hacernos una idea clara, en Cataluña la prestación alcanza los 625 euros anuales por hijo hasta los tres años y, en familias monoparentales o numerosas, se alcanzan los 730 euros por hijo hasta el momento de cumplir los seis años.