La vicepresidenta 1ª y consejera de medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Mª Jesús Ruiz, se ha visto obligado a espolear a lo nuevos altos cargos. Algo habrá visto a lo largo de la legislatura anterior para tener que acudir a esa estrategia tan populachera. Como si no supieran los nuevos altos cargos cuál es su siguiente misión, les ha dicho que “¡A trabajar!”; es más, ha recordado a los nuevos viceconsejeros y a los secretarios generales que no escatimen esfuerzos y dedicación. Pero claro, ellos solos aprenderán a relajarse con el coche oficial, las numerosas ocasiones de escaqueo, las zonas oscuras para el móvil,… Decían los latinos que “hacer arengas o preámbulos, sobre todo si son largos, es propio de gente ociosa”.
Los viceconsejeros no parece que tengan muy claros sus cometidos, excepto el nuevo sueldo, los complementos, dietas, pluses y productividad. Hay reformas que no son necesarias y ésta es una. Hubiera sido suficiente con reestructurar las Direcciones Generales existentes, con el consiguiente reajuste de los Servicios y cometidos. Como caso concreto podemos hacer incidencia en la Consejería de Educación, donde se ha creado la llamativa Viceconsejería de Educación Escolar. Es incomprensible que se amplíe innecesariamente el organigrama de dicha Consejería. “Nadie sabe lo que significa”, ha declarado el líder socialista, Ángel Villalba.
Lo curioso de la reestructuración, en lo que a educación se refiere, es que todas Direcciones Generales dependen de la Viceconsejería citada, mientras que la Dirección General de Universidades e Investigación queda “injustamente descolgada”, en certero razonamiento de la oposición socialista. Al menos, en esta ocasión, la oposición sí está dando en el clavo y lo está haciendo con corrección y sin insultos, lo que es un importante logro.
Las declaraciones de los viceconsejeros han sido ampulosas de intenciones, pero cortas de realidad. Los primeros ‘palos a ciegas’ los han dado Ariznavarreta, Hernández y Neira. Castilla y León no están para inútiles precalentamientos en materia política. Ha llegado el momento de dar soluciones a problemas que arrastra la comunidad y a otros nuevos que surgen en el día a día. Alguno de ellos de gran calado, como el de los “topillos”, donde el Ejecutivo de Juan Vicente ha hecho hasta el momento un ridículo sin precedentes.
Pero hay muchos otros que no pueden esperar para la búsqueda de soluciones adecuadas: importante deslocalización empresarial; emigración de jóvenes con preparación de nivel superior, a cambio de inmigración sin preparación; cierre de pequeñas y medianas empresas que desajustan el tejido empresarial de León y Castilla; constante descenso del empleo femenino; descenso del empleo fijo, mientras aumenta el empleo ‘basura’ o empleo ‘Caldera’; aumento de demagogia en política autonómica; constante regulación de empleo en la gran empresa; escasas ayudas al empleo autónomo; desatención y dejadez hacia la artesanía y los productos autóctonos… En este momento, se precisa – además – mayor apoyo a la competitividad; nuevos proyectos para la innovación y la internacionalización, así como contribuir a la inserción laboral de los más desfavorecidos, sin olvidar la reestructuración y modernización de la formación profesional, alejándola en muchos aspectos de la orientación que ha tenido en estos últimos años y haciendo realidad la extensión plena en la comunidad de centros integrados, donde no solo esté presente la FP reglada.
Ya ha pasado el momento de las presentaciones, los parabienes y nombramientos en el Boletín de la comunidad. Llega el momento de afrontar la realidad. Olvídense del verano y de las vacaciones. Estas últimas ya no se llevan; han pasado de moda y han perdido modernidad en las comunidades con capacidad competitiva. ¡A trabajar, señores!; al menos en eso sí tiene razón Mª Jesús Ruiz.