La vicepresidenta del Gobierno Rodríguez se ha quedado sin energía positiva. Ha perdido la perspectiva y aprovecha el Consejo de Ministros para el insulto, la tergiversación y la mentira vulgarizada. Ha aprendido muy pronto de su jefe de filas y no pierde ocasión de ejercitarse. Acostumbra a mentir y es en la utilización de los vocablos “traición” y “ruin” donde mejor se le ve el ramalazo que le impide escapar de la vulgaridad. Suele aplicar los citados vocablos a quien denuncie la dejadez del Gobierno o la negociación y cesión a ETA, sin pararse a reflexionar y comprobar que el principal destinatario de los aludidos vocablos debe ser el presidente Rodríguez. Y de hecho lo es para la ciudadanía que se opone al ‘cameo’ y a las carantoñas a la banda asesina.
Y es el principal destinatario del concepto “traición”, porque desde el año 2002 lleva haciendo el ‘caldo gordo’ a ETA, con especial incidencia en el engaño al Gobierno anterior y a la ciudadanía en el momento en que jugaba con doble baraja, mientras firmaba el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo con el Gobierno Aznar y, a la vez, pactaba con ETA su resurrección y la manera de suavizar las formas. Sólo así se explica el estado actual de la banda. Esa traición deberá explicarla el tiempo y la Judicatura una vez que Rodríguez abandone el Gobierno. Es impensable que el partido que sustenta al actual Gobierno haya podido pensar en algún momento que ETA era necesaria para alcanzar el poder.
Hoy ETA tiene prendido por la pernera al presidente del Gobierno, lo que hace que le quede muy poca capacidad de reacción. Conocedora como es la ‘vicetodo’ de la situación, aventa insultos contra el adversario político y alienta el embuste como estrategia para negar la evidencia. Hace uso enérgico de complejos no confesados y utiliza como mecanismo de compensación una ineptitud de corto recorrido y que siempre ha pretendido que permaneciera oculta. El insulto es el último recurso, cuando el vacío y la dejadez han quedado al descubierto.
En ocasiones, ‘Maritere’ actúa tras el Consejo de Ministros — aprovechando la comparecencia ante los medios — con ruindad y bajeza, sabedora de que la ciudadanía ha encontrado al Ejecutivo mintiendo en política antiterrorista y ahogándose en su propia traición. La ‘vice’ sacude la manta de la mala fe y del improperio contra el adversario político. Doña ‘metomentodo’, como aluden a ella en Ferraz – desde que así la bautizara pícaramente el bachiller ‘Pepiño’ Blanco — da fe todos los viernes de ello.
Y si no eran suficientes las veces que la ciudadanía ha encontrado al presidente con los pantalones de la mano, ha vuelto a quedar como “Cagancho en las Ventas” en el homenaje a Miguel Ángel Blanco. El presidente no parece considerar merecedor de homenaje y reconocimiento a las víctimas del terrorismo; aunque es capaz de asistir a burlescas fiestas y absurdos homenajes promovidos por curiosos personajes como Evo Morales, Chávez o Castro. Con un telegrama zanja los compromisos. Suele ser la actitud del huidizo, para quien la traición, el miedo, la ruindad y el desprecio figuran como estrellas en su bandera. La hipocresía se nos sirve fría día tras día por quien difícilmente conseguirá borrar tanta obsesión por alentar y proteger a ETA.
Oír decir a ‘Maritere’ que hay que “estar todos juntos y defender la vida y la libertad frente a los asesinos”, suena a hipocresía, desde el momento en que se conocen las ‘andanzas de reptiles’ para acercarse a ETA en detrimento de las víctimas, del Estado de Derecho y del Pacto por las Libertades. Llegados a este punto, deducimos que ‘Maritere’ no escucha en cada Consejo de Ministros y, por tanto, no sabe explicar las resoluciones; de ahí su incomprendida postura hacia el insulto.