En esta España nuestra hay que pedir las cosas a la Administración para que ésta vea la necesidad de las mismas. Da igual que sea la Administración local, regional o nacional. La ciudadanía se ha acostumbrado a ver que se pone un semáforo después de que ha habido un accidente; eso sí, puede haberse estado pidiendo durante meses y meses. Sírvanos el caso del semáforo como ejemplo, pero no es único. Acabamos recurriendo al consabido “a buenas horas, mangas verdes”. Y es que muchas veces se suele poner la solución a los hechos y a las desgracias cuando no queda más remedio o cuando se ha cometido un error; aunque no llegue a reconocerse.
Algo parecido ha sucedido con los inhibidores del material de combate en Líbano, cuya inexistencia ha llevado a que haya que lamentar la muerte de seis jóvenes que se han visto envueltos en una acción de guerra, cuando el Gobierno Rodríguez envió las tropas a una presunta misión de paz. “A burro muerto, la cebada al rabo” reza el dicho popular.
Tanta ha sido la presión recibida por el Gobierno español que ha enviado a Líbano inhibidores cuya eficacia es muy dudosa. Una vez más, las prisas se convierten en malas consejeras y demuestran que son caminos tortuosos para el tránsito apacible. Cuando los Gobiernos abanderan el desconcierto y confunden el terrorismo con meros y burlescos “accidentes” o a los ejércitos en misiones de peligro con humanitarias Organizaciones No Gubernamentales, pasan desgracias como las que hemos vivido en Líbano hace unos días.
Y si no es de buen recibo los atropellos que se están cometiendo con las tropas destinadas en presunta misión de paz, mucho menos lo es el intento de mentir a la población también en este asunto. Si lo viene haciendo el Gobierno siempre que no tiene respuesta clara, legal o convincente, ¿cómo no lo iba a hacer con lo sucedido en Líbano? “Las tropas de Afganistán y Líbano tienen las mejores medidas de seguridad de la historia en misiones de paz”. Lo ‘sueltan’ con toda su irresponsabilidad y miran al tendido para comprobar la reacción. Y se quedan tan conformes, aun sabiendo que mienten a propósito y que ponen en peligro a todos los demás países con contingentes en Líbano, bajo bandera de la ONU.
El presidente Rodríguez toma a la ciudadanía por analfabeta e inculta, de la misma forma que le tomaron a él en su partido cuando presentó la candidatura a la secretaría general del PSOE; aunque lo que sucedió después, y por qué sucedió, todos lo conocemos. Y por si alguien dudaba del contenido del entrecomillado, lo remata con el habitual retorcimiento — rayano en la estupidez — que caracteriza a nuestro presidente, echando ‘balones fuera’ y culpando a los demás de sus propios errores: “Ya podía el PP haber pensado un minuto en los inhibidores cuando eran Gobierno”. Es el “¡Y tú más!” al que tanto recurren cuando se ven acorralados. Suele ser el convencimiento del paranoico que, a su vez, equivale a la reacción del desalmado.
Ha vuelto a fallar el asesoramiento al Gobierno. Y esta vez ha ‘atropellado’ también al ministro de Defensa. Éste, en una reacción de ignorancia ha espetado a los medios de comunicación que “el ejército español no ha tenido nunca inhibidores en ninguna misión en el exterior hasta que el Gobierno lo implantó en 2005”. Usa y abusa el Gobierno de la mentira y de la desinformación. Lo hace con el terrorismo; lo cultiva en sus numerosas y grotescas andanzas con ETA y batasuna; lo repite ante cualquier contingencia y lo reitera ante la muerte de seis jóvenes que dan lo más preciado de la persona por su país o el país de acogida.
Claro que, por si alguien duda de las palabras del ministro Alonso, las coronó con la guinda, aventando culpas, errores, descuidos e ilegalidades para todos: “Ningún contingente bajo mando de la ONU en Líbano tiene este sistema”. Sí señor, así se trabaja el ministro la colaboración internacional y el sentido de la solidaridad. Pero, una vez más, vuelve a incurrir en mentira y en vulgaridad. El hábito de su maestro presidencial, mentiroso compulsivo y gafe institucional, se ha propagado entre los miembros del Gobierno. El ministro Alonso, ni siquiera ha tenido el atrevimiento de disculparse ante los países acusados, una vez que todos han declarado que acudían pertrechados conforme a la exigencia de la ONU.
El ‘ciclo Rodríguez’ se ha acabado. El Gobierno carece de proyectos de envergadura y las comunidades autónomas se han hartado de ‘sacarle los pies de las alforjas’. Estamos en un momento de estancamiento. Se trata de hacer tiempo. Dejar que pasen los días. Colorear la imagen del presidente y del partido que sujeta al Gobierno, una vez que las encuestas dicen que deberá ir haciendo el equipaje si continúa por el mismo camino. La negociación con ETA le ha mermado iniciativa, del mismo modo que el hecho de ser rehén de la banda le condena a la mentira y a estar siempre a la defensiva. El Gobierno desconfía de la ciudadanía y ésta ya no cree en su Gobierno. Eran panes prestados y ha llegado el momento de devolverlos.