Senadores ‘novilleros’

perio5.jpg J. Salamanca escudero.jpg Pío García

Un nutrido grupo de senadores ‘novilleros’ no se toman su trabajo en serio. Si a ello añadimos que el Senado dice muy poco a los ciudadanos y que la Constitución no le otorga un papel destacado, la institución va a servir más para hacer chistes estivales que para elevar su papel institucional.

El vocablo ‘novillero’, en su acepción más coloquial, se refiere a alguien que deja de asistir a alguna parte contra lo debido o acostumbrado. Y eso es lo que han hecho varios senadores ‘novilleros’ del Partido Popular. Tal actitud debe cambiar por muchos motivos. Sobre todo porque cuesta mucho mantener el Senado, como para que un grupo de irresponsables se lo tome a chirigota; porque el pueblo ha otorgado su voz y confianza a unas personas a quienes se les supone responsabilidad y crédito, hasta que han demostrado que carecen de ambas virtudes; porque su elevado sueldo, múltiples complementos y cheques de viaje son para tomarse en serio el poco o mucho trabajo que deban desempeñar; porque es su trabajo y a él se deben, como el resto de los ciudadanos se deben al suyo.

El despiste, o desinterés, de siete senadores y los consentidos permisos a otros quince, han dejado con las posaderas aireadas al principal partido de la oposición, además de permitir que el pleno del Senado aprobara el techo de gasto de los Presupuestos Generales del Estado para 2008 y el acuerdo para lograr la estabilidad presupuestaria para el período 2008-2011. Durante el próximo trienio, entre todos pagaremos el fuerte incremento de gasto que supone el compromiso contraído por el Gobierno Rodríguez con las comunidades ‘hambrientas’ de independentismo, protagonismo y autogobierno, en detrimento de las más españolistas, menos vocingleras y más solidarias. No hay duda que la lección recibida le habrá enseñado a Mariano Rajoy que ese no es el camino y que no puede seguir contando con irresponsables, ni con políticos ‘novilleros’ ni con desinteresados representantes de la ciudadanía.

Muchos de los senadores populares que asistieron al pleno del Senado han calificado la actitud de sus compañeros como lamentable, indecente, irresponsable y digna de dura sanción. Calificativos que se han multiplicado en todos los medios de comunicación y entre la propia ciudadanía. La indignación ha alcanzado niveles preocupantes, hasta el punto de que se está pidiendo por distintos conductos que se sancione a quienes se escaquearon “sin causa justificada”. Y, por supuesto, tampoco se entiende qué hacían los senadores de Castilla y León o Madrid en sus parlamentos autonómicos con la holgada mayoría absoluta que tiene su partido en esas comunidades. Si Mariano Rajoy quiere dar muestras de responsabilidad, no procede incluir en próximas listas electorales a quienes abanderan la irresponsabilidad y la dejadez. Ni siquiera la inauguración de las nuevas Cortes de León y Castilla era motivo de ausencia ante la importancia de lo que se decidía en el Senado.

Si la fama de los senadores es la que es, a partir de ahora habrá que ‘echarlos de comer aparte’; sobre todo a los quince consentidos que se encontraban en los actos de constitución de los Parlamentos autonómicos o en la investidura de Aguirre, en Madrid. ¿Tan importante era su presencia en las Cortes de su comunidad? Pues, no. Sinceramente, no. Ya tendrán tiempo a lo largo de la legislatura de asistir y visitar los parlamentos autonómicos, donde su labor es de comparsa, ‘riegracias’ y protocolo puntual de cafetería.

 

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