Jesús Salamanca De Juana Chaos
La defensa del Estado de Derecho con los medios que éste proporciona, principalmente con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es lo que la banda criminal denomina “agresión con las armas”. No se ruboriza ni lo más mínimo cuando tergiversa ideas; es más, en su anuncio de alto el fuego llega a afirmar y confirmar su “decisión de defender por medio de las armas al pueblo que es agredido con las armas”. Y se queda tan conforme. Pero claro, ahí no queda todo. Incita a la ciudadanía vasca a “rebelarse ante esta falsa y podrida democracia”. Siempre, como coletilla sonora y llamativa aparece la “construcción de un estado libre llamado Euskal Herria”.
Han vivido tres años de vino y rosas, gracias a la actitud graciable de un Gobierno ruin con las víctimas y acobardado ante ETA, que además se ha visto embaucado, muy mal asesorado y sin planificación en sus actos. Las noventa y dos detenciones de terroristas durante la tregua trampa son una cuarta parte de las que se producían antes de la misma. Ahí están los datos, ayer corroborados por el representante de la Confederación Española de Policía.
El Gobierno de Rodríguez debe ‘apretar las tuercas’ a la banda. Hay que volver al aislamiento de los violentos en todos los sentidos: social, económico, político, y financiero. La unidad de todos los demócratas es básica e imprescindible; pero también la firmeza del Gobierno es fundamental, como lo es la mano dura, utilizando los instrumentos que proporciona el Estado de Derecho. Tampoco caben dudas a la ciudadanía sobre la acción: el camino correcto no es el que se ha seguido y las cesiones nunca serán fructíferas con ETA. Por tanto, a la vista de los resultados anteriores a la tregua trampa, la línea a seguir más acertada es el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo. Si bien es cierto que al socialismo siempre le ha asustado la palabra libertad, debe poner todo su empeño en el logro y en el mantenimiento de la misma.
El fin último de la banda es doblegar al Estado español, arrodillar a la democracia, lograr la autodeterminación y unificar la territorialidad. No son conscientes de que convertirían a la entelequia que es Euskal Herria en una especie de Albania; pero en versión pobre, muy pobre y retrasada. Ante tal situación el Estado de Derecho debe ser firme, usar los resortes que le son propios e intentar recuperar los tres años perdidos en cesiones, engaños, ventajas y componendas.
La ciudadanía debe mantenerse en vigilancia permanente; salir a la calle ante posibles atropellos gubernamentales, como ha sucedido hasta el momento y exigir ética al Gobierno Rodríguez. Una ética de la que ha estado muy alejado, incumpliendo cada uno de los compromisos contraídos en el tiempo que fue oposición, dejando de lado a las víctimas, ‘encamándose’ con los verdugos en reiteradas ocasiones y ‘verduleando’ con el brazo político de ETA. Una prueba evidente de ello es la pueril reacción tras el fin de la tregua trampa. Sería conveniente que Rodríguez reaccionaria: si dirige todas sus fuerzas contra ETA, ahí nos encontrará a los demócratas. Y nos encontrará para apoyarle sin condiciones y con tesón, independientemente de lo que haga la oposición de derechas o los sectores más reaccionarios.
El Gobierno Rodríguez debe aprender que el Estado de Derecho no está nunca en tregua con los violentos, ni con los asesinos ni con los extorsionadores. Los facinerosos manejos desde Interior y las Fiscalía son, sin ninguna duda, un atentado a la ciudadanía, a la democracia y al Estado de Derecho. Con actitudes y componendas mafiosas como las que hemos vivido, a veces se llega a lo que, en honor a la verdad, se suele llamar Estado de desecho. GARA debe publicar las actas sin esperar más, porque quienes seguimos trabajando por la paz necesitamos saber hasta qué punto nos ha llegado a vender el Gobierno Rodríguez. Y, por supuesto, no pararemos hasta que Jesús Eguiguren salde su ‘deuda asesora’ con la ciudadanía.