Tengo un amigo – empresario de hostelería – que en cuanto detecta que un currito de su empresa es sindicalista, le pone de patitas en la calle.
Suele poner anuncios en prensa diciendo “… abstenerse sindicalista y personas de izquierdas”. Le han criticado en la prensa local, pero le trae al pairo. Es libre y no quiere rácanos en su próspera empresa. ¿Afiliado a UGT? A la puta calle. ¿Y tú, afiliado al COCO? A la puta calle. «¡Que les dé trabajo el maldito Zapatero o su puta madre!», repite con frecuencia.
No quiere sindicalistas en su empresa. Dice que no quiere ver izquierdosos ni sindicalistas “ni en el paredón”. Hoy, jueves, expulsará a dos obreros por ser de izquierdas y de UGT. Sabe que le costará dinero, pero también sabe que vivirá más a gusto.