Con la excusa de apoyar a Baltasar Garzón ante la inminencia de la suspensión como Juez de la Audiencia Nacional por una de las tres querellas que tiene pendientes de ser juzgadas por el Tribunal Supremo, todas ellas por prevaricación que ahora mismo tiene pendientes, se ha celebrado el acto más esperpéntico para protestar por su imputación, convocado por el rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa, que en vez de ocuparse de sus problemas con el Colegio Mayor, ha conseguido la asistencia de toda la plana mayor de toda la izquierda más «intelectual» y apesebrada de este país, que vive de nuestros impuestos.
Dos interminables horas de acto en el que estos apesebrados revolucionarios de salón han dado rienda suelta a sus más bajas pasiones. Todo ello para apoyar a Baltasar Garzón, presionando de paso al juez Varela. Han tenido que resucitar a Franco, a la República e inventarse una inexistente extrema derecha que al parecer es la culpable de que Garzón pase por estos malos momentos, olvidando que si está en estas circunstancias ha sido por unos hechos concretos y por méritos propios y no por su defensa de las libertades individuales. Ahí van algunas de las perlas dirigidas al homenajeado:
Todos ellos estuvieron haciendo gala de una desmemoria integral que se entiende por su ya elevada edad, que no llega siquiera al conocimiento vivencial de la Guerra Civil a la que hacen mención y haber sido todos ellos beneficiarios de una época que repudian ahora y están compitiendo a ver quien es capaz de decir la mayor barbaridad, lanzándose sin red contra las altas instancias del Poder Judicial. No faltó la bandera republicana de rigor en estas concentraciones. Solo faltaban los grises para que todo este grupo de carcamales echaran unas carreritas delante de ellos por el campus.
Esta gente no se da cuenta que han pasado más de 70 años para reivindicar un pasado que no va a volver. Allí estaba sentado en primera fila Pasqual Maragall, que uno de los intervinentes le pone como ejemplo de lucha contra el franquismo, cuando fué nada menos que el asistente personal de Porcioles, alcalde franquista de Barcelona. Con estas actitudes podría llegar el día en que comiencen a arder las sedes de estos pesebres y estos personajes quizá recobren la memoria, entonces muchos parados comenzarán a creer que en España todo es posible, hasta la libertad. Vaya banda de mamones. Todo por la subvención.