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Ahora que están próximas las elecciones generales, estamos seguros que la educación irrumpirá con fuerza en la política, ya que tras cualquiera de los comicios que se han celebrado hasta ahora, la política constantemente irrumpe en la educación. Al partido del Gobierno la educación sólo le interesa cuando sirve a sus intereses. Véase el caso de la Educación para la Ciudadanía y la cantidad de viejas secuelas que pretende establecer como valores democráticos.
En este momento existe un claro desequilibrio entre las comunidades autónomas. La desigualdad se ha puesto de manifiesto en el informe PISA 2006 y ahí, precisamente, tiene la oposición un interesante punto de enganche para decirle al Gobierno de Rodríguez que no ha sabido aglutinar el liderazgo al que está obligado el Ministerio de Educación y Ciencia, como tampoco ha sabido asumir el Gobierno el Pacto por la Educación. Por cierto, promesa electoral aún pendiente por parte del Ejecutivo socialista.
Los múltiples problemas con que cuenta el actual sistema educativo tienen su origen en que aún está por vertebrar el mismo. La LOE es más LOGSE, con ligeras variaciones y ninguna modernidad. No solo nos aleja de Europa, sino que nos convierte en un país estancado en muchos aspectos. Concretamente el informe PISA 2006 nos considera estancados en los niveles de 2003.
Fracasó la enseñanza comprensiva y su falso igualitarismo. Hoy, con esa filosofía y la problemática que ha generado el aumento de la inmigración, estaríamos bajo mínimos. Pregunten, pregunten al profesorado; sobre todo a aquellos que tutelan aulas extraordinariamente alejadas de la homogeneidad y muy próximas a lo que se conoce, entre los docentes, como “Aulas ONU”.
Lo que no entendemos es que haya comunidades autónomas donde los políticos de ocasión acuden a Alemania para conocer cómo se trata el problema de la inmigración y las conclusiones que sacan sean las mismas que las que el profesorado español lleva años reclamando a la administración educativa; es lo que ha sucedido en Castilla y León. Decía un alto cargo del Partido Popular que lo indicado es algo así como “enseñar a hacer hijos a un padre de familia numerosa”.
España precisa una reforma educativa urgente. El próximo Gobierno que salga de las urnas está obligado a elaborar una ley orgánica de educación, cuyas improntas sean la modernidad, el esfuerzo y la capacidad de sacrificio y cuyo modelo se sustente en la exigencia. Debe ser una reforma eficaz. No puede ser una reforma más. En ello empeña su palabra Unidad Regionalista de Castilla y León, y a ello dedicará buena parte de su esfuerzo, tanto en el Congreso como en el Senado.
Esa reforma está obligada a reestructurar y reforzar las materias instrumentales y básicas en primaria. Por otra parte, donde mayor debe ser esa reestructuración es en la secundaria obligatoria y en el bachillerato; un bachillerato actualmente corto, excesivamente corto, y donde el esfuerzo no parece ser un objetivo a tener en cuenta. La última reforma de éste, más parece un chiste de mal gusto y corto recorrido que una reforma adaptada a los tiempos modernos.
Enlazando con el informe PISA 2006 hay que resaltar que los países con mejores resultados son aquellos que otorgan a la educación una atención prioritaria; los presupuestos del país reflejan esa prioridad y, a la vez, abundan las medidas encaminadas a mejorar, fomentar y dignificar la labor del profesorado.