Patxi López, actual lehendakari vasco, defiende actualmente lo mismo que debería de haber defendido siempre. Otra sería su imagen de hoy si, en vez de jugar a negociar durante años, hubiera dado a tiempo un puñetazo sobre la mesa y hubiera mandado a ‘tomar vientos’ al incompetente Rodríguez Zapatero. Al menos ha servido de algo el chasco que se llevó con ETA y su entorno. Hoy sabe firmemente que la negociación no es viable y que barbaridades similares solo caben en la cabeza de Sastre y poco más.
Hay dos claves en el actual modelo que defiende López. Por una parte destacar el compromiso de no destinar partidas económicas para visitas a los presos etarras que no condenen la violencia y, por otra, la firmeza de tener presentes a las víctimas de ETA en todo momento, otorgándolas el merecido reconocimiento y recuperando con ellas el tiempo perdido durante los años de gobierno del PNV.