La actitud de algunos sindicatos empieza a pasarse de castaño oscuro. Han demostrado que son incapaces de aportar soluciones dignas a la crisis. Levantan la voz, inoperante e incompetente, cuando no deben y donde no están autorizados. Hablan de la crisis como si conocieran los entresijos de la misma, su origen y su evolución. Ni siquiera son conscientes de que se han convertido en lo mismo que las gallinas de Cafarnaún. Y además son como la gata Flora.
Como prueba de todo lo anterior, no se pierdan la solución que aporta un dirigente sindical, a pesar de su poco prestigio político y su nula repercusión mediática; para él, la solución es «que las empresas no despidan trabajadores». Sinceramente, uno no sabe si reírse a mandíbula batiente o correrle a gorrazos, que es lo que realmente merece.