Pues nosotros ya estamos hartos, señores y señoras, o como quiera denominarlo la ministra de desigualdad, Bibiana Aído. Tanto Cataluña como el País Vasco avergüenzan a España cada vez que pueden y la Casa Real acude presurosa a pedir disculpas allí donde debe. Como castellanos nos gustaría que se independizaran ambas comunidades autónomas. Allá ellas con sus destinos, pero antes han de abonar la deuda histórica que tienen con España.
Recordemos que el estúpido titular del franquismo desviaba los impuestos castellanos, extremeños, andaluces, gallegos, asturianos, aragoneses y leoneses, sobre todo, a Cataluña y a Vascongadas. Sí, Vascongadas; eso de llamarlo País Vasco es una horterada o mediática estupidez nunca suficientemente explicada en la Constitución de 1978. Por cierto una Carta Magna que empieza a desangrarse y que exige reformas completas, precisas y rigurosas.
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