El PP propone suspender de militancia de dos a cuatro años a los concejales díscolos de Mieres.
Elías Álvarez Pérez, concejal de Mieres.
Una gran protesta a mediados de mes en Madrid. Ésa es la pretensión de la junta directiva depuesta del PP de Mieres, que estima que fletará al menos tres autobuses repletos de militantes y simpatizantes para protestar ante la sede de Génova por el «acoso» al que se están viendo sometidos.
La salida de la presidenta del PP vasco, María San Gil, y del militante secuestrado por ETA, José Antonio Ortega Lara, han sido la gota que ha colmado el vaso para muchos de los militantes del PP.
Hasta este jueves, cuando Ortega Lara anunciaba su marcha, la crisis del partido se vivía dentro. Pero hoy, han sido algunos de los militantes y votantes ‘populares’ los que han trasladado a la calle lo que se vive desde hace semanas en los despachos.
«No vale para ser presidente. El voto se le dio porque creíamos que podría defender España, pero los votos no son de él y la próxima vez no los va tener», aseguraba dolida Josefina Aneiros.
Mientras dos centenares de personas mostraban su decepción con el que ha sido y es su líder desde hace ocho años, dentro de la sede las caras de estupefacción de los trabajadores que bajaban a ver que ocurría contrastaba con la rabia, el enfado y la exaltación de los que creen que Rajoy, y «sus títeres», como aseguraba una mujer, «están hundiendo el partido».
«Rajoy es un caduco. El poder da más gusto que el joder y el que hay en el sillón no se quiere ni mover», afirmaba otro simpatizante de María San Gil. «Esto va a ser la perpetuación del PSOE», indicaba.
«No estoy en contra de Rajoy, sino en contra de la marcha de María San Gil. Le pido a Rajoy que recupere las ideas por las que le hemos estado apoyando estos cuatro años», declaraba una vecina de Usera.
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Sede de Génova, 13
La decepción de una parte del electorado del PP ante los resultados del 9-M y las luchas internas se han traducido en bajas dentro de las filas del partido.
No corren buenos tiempos para la oposición. El balance de las elecciones generales y la incertidumbre sobre el debate de personas ante el Congreso Nacional de junio está provocando cierto nivel de rechazo en una parte de afiliados y simpatizantes del PP.
La batalla por la sucesión, con el cruce de ataques de dirigentes (declaraciones y desmentidos) no está gustando entre seguidores de la formación, por considerar que desacredita al partido.
Todo lo cual se traduce en bajas. Algún día se han llegado a registrar 18 bajas de afiliados en una hora.
Fuentes del PP consideran que el primer partido de la oposición puede resurgir mediante un liderazgo firme y un rearme ideológico, con propuestas eficaces para la sociedad.
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