Hay que investigar si el embajador y el cónsul estaban en plena orgía de coca, ‘amarranados’ de fin de semana o ‘volados’ de alcohol, pues de otra forma no se entienden los atropellos y barbaridades cometidos contra la delegación de observadores.
Sinceramente no nos ha pillado por sorpresa la expulsión de Luis Herrero por parte del ‘gorila rojo’. De ese esperpento de gobernante — si es que así se le puede calificar — se puede esperar cualquier cosa. Y si alguien lo duda, que se lo pregunten a nuestros amigos, Martha Colmenares y Alexis Marrero. Ambos le sufren a diario, como le sufre Venezuela entera.
Luis Herrero ha dicho lo que debía; es más, estaba obligado a ello. La prudencia del periodista siempre le ha llevado a llamar a las cosas y a las situaciones por su nombre. Y ahora no ha sido una excepción.
Las autoridades consulares y dipomáticas de Venezuela han demostrado su baja catadura moral. Han recurrido a las disculpas más peregrinas para no amparar al periodista. Solo desde la maldad socialista (que es abundante y premeditada) se puede esperar algo así. No nos extraña que el derechista, Jorge Moragas, haya cogido un ‘rebote‘ de padre y muy señor mío.