Nos resulta incoherente la actual situación de los sindicatos de clase en España. Frente a sindicatos de honra demostrada, como son algunos sindicatos de docentes (STEs, ANPE, ASPEs,…) que se mantienen con las cuotas de sus afiliados, nos encontramos con los clasistas (UGT y CC.OO.) que se mantienen del uso de dinero público y del abuso de los presupuestos generales del Estado.
Los citados sindicatos docentes, si dispusieran de los mismos medios económicos que los segundos, hubieran sido auténticas ‘apisonadoras‘ creando empleo y repartiendo riqueza. Pero los sindicatos obreros, además de repartir pobreza, se han especializado en fomentar la cría de holgazanes, la figura del vago contemporáneo (liberado sindical) y la aquiescencia gubernamental para seguir destruyendo empleo.
No es extraño que, cada vez con mayor profusión y sentido, desde el sector de los trabajadores se desprestigie a los sindicatos obreros (UGT y CC.OO.) por el daño social que hacen, mientras se ensalza el trabajo de otro tipo de sindicatos: modernos, comprometidos, adaptados a su tiempo, fieles a los intereses de los trabajadores y alejados de los presupuestos generales del Estado.
También, desde el ámbito empresarial, existe una corriente tácita para no contratar sindicalistas holgazanes que malean el ámbito laboral y dañan el futuro y el compromiso de la empresa. Actitud ésta que aplaudimos y que contribuimos a extender a diario en cuantos medios nos dan la oportunidad de escribir y reflexionar sobre lo que se conoce como «el burdel sindical» del sindicalismo obrero decimonónico.
