Sabíamos que los sindicatos de clase eran la representación de la holganza permanente. Sabíamos también, porque así lo confirmó una liberada sindical en LA GACETA, que dañan el material de hospitales y empresas para entorpecer el normal desenvolvimiento de la actividad. Sabíamos que entre los liberados — precisamente por la misma fuente — predominaba el perfil del escaqueador. Y sabíamos muchas cosas más, algunas de ellas mejor no confesar; pero ahora descubrimos que en plena crisis, camino de los cinco millones de parados, los dirigentes sindicales viven como auténticos ‘marqueses‘, convertidos en parásitos sociales, a costa del agobiado y sacrificado contribuyente. Cuanto antes comience la movilización para romper la afiliación a los sindicatos obreros, antes comenzará el camino d ela recuperación.
La prensa digital está descubriendo cada día nuevas ‘aventuras‘ sindicales. Trabajar no trabajarán, pero…vivir…viven a todo trapo. Da igual que haya actualmente cuatro millones y medio de parados, un millón de familias sin protección y una constante sangría de puestos de trabajo. A ellos les trae sin cuidado que la crisis esté en plena ebullición y acogotada la ciudadanía. Suelen ir de comilona en comilona, de fiesta en fiesta y, de vez en cuando, no descartan montar una manifestación, para que ruede la bola, la juerga, las dietas, el alcohol,… ¡Qué vergüenza de sindicatos de clase!
Ahí tienen a los dieciocho dirigentes del sindicato socialista poniendose como ‘titos‘ en un conocido restaurante madrileño. Es fácil entender que, mientras Zapatero les llene el pesebre, no tienen necesidad de trabajar. A cambio deben genuflexión y agradecimiento. Tampoco se van a ver despedidos de sus empresas; aunque los empresarios estarían deseosos de despedirlos. De hecho, en muchas empresas hay un pacto tácito de no contratar a trabajadores vinculados a los sindicatos de clase, lo cual aplaudimos y contribuimos a extender a diario. Sobran vagos, como sobran personajes capaces de poner palos en las ruedas. En este sentido debería tomar carta en el asunto la Administración — tanto la central, como la autonómica y la municipal — de la misma forma que lo ha hecho la comunidad de Madrid. ¿Para qué los liberados sindicales en la administración? ¿Tan ignorantes es la ciudadanía como para hacer el caldo gordo a esta ‘tribu‘ de dormilones y holgazanes?
Hoy nadie suele dudar que los ricachones del sindicato socialista se sienten una casta diferente. No les gusta relacionarse con los trabajadores, por si les infectamos la ilusión o el afán por trabajar. Han conocido un mundo que les era inalcanzable, e incluso para muchos era un mundo de ensueño, gozo, ocio y descanso.
La noticia del reciente abuso de uno de los sindicatos obreros, como es UGT – organización que se ha convertido en una vergüenza para trabajadores e inversores – ha sido resaltada por PERIODISTA DIGITAL, concluyendo que «en circunstancias normales, (…), se puede almorzar por 60 euros, pero este martes, los alegres ugetistas se sentaron en torno a una gran mesa en la planta de abajo, salieron a 130 euros por barba. Una forma muy especial de luchar contra la crisis y la “conspiración internacional” que denuncia Pepiño Blanco. ¡Un brindis por los parados!»
¿Acaso esto no es sólo la punta del ‘iceberg’?. Nos fijamos mucho en qué sucede en la cumbre de estos sindicatos y sin embargo, la verdadera golfería está debajo.
Creo que muchos de Uds. no saben bien qué se cuece dentro, no conocen del todo cómo son por dentro; hay que sufrirlo.
Pero, como he dicho en periodistadigital.com, si esto se da es justamente para evitar el modelo CNT -que llegó a contar con más de un millón de afiliados antes de la guerra civil-, y que aún existe.
Porque, los sindicatos como lo que son y mientras existan empleados y empleadores, no van a desaparecer.
¡No se puede tener todo!.
Cierto, amigo. No desaparecerán, pero es una lástima que existan. Siempre he tenido la sensación de que esta gente no sirve a la sociedad, sino que se sirve de ella. Dice usted que no se conoce en profundidad lo que se cuece. Doy fe que, en esta ocasión, quien escribe el post (artículo en diarios digitales) sí lo conoce y los ha sufrido al otro lado de la mesa de la Administración. Solo le pongo un ejemplo: hace años, haciendo selección de personal para impartir clases de FP y preparar las pruebas de enseñanza no escolarizadas, la representante de UGT no quería seleccionar a una embarazada. ¿Razón? Decía que si daba a luz teníamos que volver a reunirnos para hacer una nueva selección. El caso era trabajar lo menos posible, pues no había dietas por medio. ¡Qué torpe la ugetista! Era tan sencillo como seleccionar una o dos personas de reserva, como así se hizo. Pero aquel detalle nos marcó: una sindicalista ‘dando por el culo’ a una trabajadora.