¡Vaya palo que se ha llevado la SGAE! No podía ser de otra manera. Cuanto ha venido diciendo Jiménez Losantos lo hacía en el terreno de la libertad de expresión. Y no solo eso, sino que era el sentir de una buena parte de la ciudadanía. Losantos expresa «un sentimiento ciudadano». Nosotros nos identificamos con Federico y su discurso sobre la SGAE. Y, como nosotros, mucha más gente. ¿Acaso no son en este momento las siglas más despreciadas de cuantos acrónimos pululan por el territorio nacional?
El canon ha sido criticado por la ciudadanía como una medida desagradable y abusiva. Así lo comentó Losantos y así seguimos pensando. El canon es una imposición. Y todo lo que sea impuesto a la fuerza genera rechazo. Ha quedado claro que Federico no ha vejado, ni ha difamado ni ha maldicho de la Sociedad General de Autores. Pues eso: ¡Viva la libertad de expresión! Bendita libertad, a pesar del pestazo que procede de la siniestra. Era otro intento de acogotar a un luchador por la libertad de expresión y, en esta ocasión, les ha salido rana y además tienen que pagar las costas.
Como aprovechados que han demostrado ser, no se pararon en barreras. Iban ciegos a por el comunicador. Tan solo veían odio, donde debieron ver legítima defensa. Querían lucirse a costa del periodista Losantos, Querían ser portada en todos los medios de comunicación españoles. No solo no lo han conseguido, sino que tienen que pagar. La burrada de su pretensión les va a tocar los bolsillos. Nada más y nada menos que 300.000 euros reclamaban a Losantos como indemnización. ¡Hace falta ser dañinos, tener mala fe y ondear cadavérica bandera!
Se ofendieron en la SGAE porque les llamaban «piratas«, «pirañas«, «atracadores de los consumidores», «atracacanon«, «tinglado de la SGAE», «sacamantecas«,… y, como era de esperar, son simples adjetivos. Nunca insultos. La juez ha dicho que son opiniones, pareceres y comentarios. Pues sí, señoría, ha demostrado usted saber llamar a las cosas por su nombre. ¡Cuántos jueces quisieran poder demostrar la elegancia, eficacia y eficiencia que usted ha demostrado! Con tanta ‘garzonada‘ y tanto afán de estrellato, cuando hay una sentencia como ésta, con mucho gusto nos quitamos el sombrero. Y lo hacemos con gusto, admiración y sin emperifollar el acto.
Losantos ha permitido que circularan libremente opiniones e ideas. No se ha salido de la Constitución y tampoco lo ha hecho con ánimo injuriante. Son “protestas por un cobro que se cree excesivo, que están aceptadas socialmente y de uso común y que se producen dentro de un programa de radio no encorsetado, sin guión y con mucha improvisación”. Ha sabido utilizar el periodista el sentido figurado y el sentir general de la ciudadanía. Ni siquiera se ha vulnerado el derecho al honor.
Esta vez, los representantes de los ‘titiriteros‘ se la han tenido que envainar. Como tendrán que hacerlo en muchas ocasiones más. Esta sentencia da vía libre para que los osados o egoístas pierdan dosis de estupidez y engreimiento. La satisfacción del mundo del periodismo es total; se ha alegrado Losantos y nos hemos alegrado quienes combatimos a diario los abusos y tropelías que proceden del plano político e institucional. En fin, pues eso,…¡a trabajar piratas!
Ha sido una buena noticia, sin duda alguna.
Por fin el moviviento de La Ceja se lleva su merecido.