El día 26 de mayo había 126.000 parados más, si tenemos en cuenta los que había el día 1 de mayo. Nadie se cree las cuentas que presenta el Gobierno. Ha vuelto a manipular a la población, retocando (cocinando) los datos del paro, con el fin de que el batacazo del próximo domingo no sea tan gordo. Y lo ha hecho de tal forma que se ha convertido otra vez en el hazmerreír de la ciudadanía.
Actualmente el paro no ha bajado de los cuatro millones doscientos mil parados. No hay «brotes verdes» por ningún lado y la creación de empleo está totalmente de barbecho. Muy buena, por cierto, la comparación de Güemes, respecto a que «los brotes verdes eran de marihuana y se los ha fumado el Gobierno».
Se han cocinado tan mal los datos que huele a podrido. Recuerden que el socialismo siempre acaba en las cloacas, cuando permanece dos legislaturas en el poder, confundiendo lo público con lo privado. Se han aprovechado todos los resortes para recortar el impacto de los datos: a cualquier parado que esté en un curso de formación, reciclaje o curso sindical se le apartada del dato; es decir, que no es parado. En pocas palabras: si la burra no está comiendo es que nunca tiene hambre.
España sigue destruyendo empleo. Es el país de la eurozona donde más parados hay. Y también es el país con menos expectativas de crear empleo a corto y medio plazo. Por cierto, más de un millón cuatrocientas mil personas carecen de todo tipo de cobertura. Ocho mil personas ‘ingresan‘ en la gran empresa cada día, para desgracia de la ciudadanía y para regocijo sindical.
Según los datos de la EPA, llegamos al 17,3% de paro. Todo apunta a que en diciembre superaremos el 20%. El primer trimestre ha sido brutal en cuanto a desaceleración de empleo y subida de paro. Los datos ponen a las claras que el Gobierno se encuentra en el albañal de la economía. Escuchando a la ministra de Economía, tengo la sensación de que la señora ha bebido, ante la sarta de estupidez que es capaz de hilvanar.
No sé si alguien se acordará del polifacético Pedro Ruiz; pues bien, dentro de sus clarividentes conclusiones, dijo que «lo bueno del vino es que durante dos horas los problemas son de otros». Y eso es lo que le pasa a este descentrado Gobierno, capaz de mentir en lo que sea preciso, con tal de salir airoso o de enviar al unísono a una ministra y a la secretaria de organización del PSOE a decir sandeces cobradas para que se rían los del «sindicato la ceja».