Mercenarios del periodismo contra la transparencia

Incapaces de servir a la democracia, acusan al de enfrente de malos modos y peores gestos. No habrá perdón ni redención.

 

Por Jesús Salamanca Alonso / Deberíamos llamarlos algo así como «Delegación o Convención Radical de Prensa y Propaganda» a todos esos periodistas vendidos a unas siglas, a falta de un trabajo serio en algún medio de comunicación e información en el que demostrar su valía profesional. Da la impresión de que son enchufados que nunca tuvieron que competir. No sé si son «hijos de la LOGSE», pero lo parecen. ¿Y se venden al mejor postor? Entonces estamos hablando de mercenarios incapaces de resolver sus propios conflictos. No asumen sus complejos de inferioridad y pretenden ocultarlos con mecanismos de compensación muy conocidos. Torpeza conduce a torpeza. Representan una forma de corrupción soterrada que mina y pudre los cimientos de la democracia. Dejar un medio de información en manos de estos «gánsteres» es como dejar un cuchillo en manos de un chimpancé.

La lista de periodistas firmantes es de sobra conocida. Y lo es gracias a otros periodistas que han sacado la cara por la ciudadanía y que llevan tiempo denunciando la represión a la que aspiran las formaciones de la siniestra ideológica. No es de recibo que aún no hayan presentado su dimisión los jefes de prensa de las formaciones que solicitaron la censura mediática a la Secretaría General del Congreso de los Diputados. Por suerte para la ciudadanía ya se conocen nombres y caras de quienes pretendían atentar contra la libertad de expresión y de información. Su desprecio a la población y al periodismo se recordarán como un atentado más a la dignidad del informador, una exaltación a la represión, además de un mal canto al oscurantismo y a la traición democrática. Sin duda, los firmantes han cavado su tumba profesional y el mundo de la información y la comunicación ya no es el suyo. No habrá compañero o empresa periodística que no les señale con el dedo allí donde vayan.

En respuesta a esa fragilidad antidemocrática y ante la chulería demostrada, decenas de periodistas de medios de comunicación democráticos han decidido boicotear su trabajo; es una forma de decirlos que eso que hacen es fascismo del malo, resentimiento, incapacidad para trabajar, desconocimiento de las reglas democráticas. Lo más triste es que el PSOE también vota y defiende eso: es su destino. Comunismo y socialismo son amalgama de violencia, odio y muerte a lo largo de la Historia.

Los firmantes del cutre comunicado han demostrado su catadura moral. Lo mejor de todo es que, gracias al periodismo de investigación, y a informadores concretos que no saldrán a la luz, sabemos con quién se gastan los cuartos los partidos del Gobierno «Frankenstein». Incluso el propio PSOE no ha dudado en unirse, entre otros, a los herederos de ETA para señalar al periodismo democrático y a quienes defienden la libertad de información y el derecho a la misma. Cuando las encuestas dan perdedor a sus ideas, intentan arañar en la escena antidemocrática lo que no saben defender en democracia y en digna lid.

De todos es sabido que la libertad de prensa y de información es un derecho fundamental al que hay que alimentar en el día a día frente a los dardos violentos y odiosos de este Gobierno sectario, ruin y radical, al que parece que le hacen el trabajo sucio desde las jefaturas de prensa de la izquierda antidemocrática. Un Gobierno que abandona a la ciudadanía y no da más de sí, es un Gobierno inútil y enfermo.

De forma burda y traicionera, arrogándose derechos que no les corresponden, han intentado amordazar al país privándole del derecho a la información. No han dudado en utilizar sus cargos ocasionales, a sabiendas del daño que hacían, incluso a su propio partido: «Dale un carguito y sabrás lo que es Pedrito», reza el certero refrán. Los periodistas que cultivan la represión no merecen ser llamados así sino dictadorzuelos, miserables, corruptos, gaznápiros y bobalicones. Nunca se ha ganado ni sumado libertad de expresión y tampoco de información con machetes ni escopetas, pero sí con una sonrisa, una carga de dignidad y un ápice de entendimiento.

A esta situación han llegado los partidos de izquierda que dejaron escondida la «cheira» en los zulos de invierno para sacarla en el momento en que ven cómo su opción pierde votos, interés, aprecio y apoyo. No tengo dudas de que estos energúmenos, que se titulan jefes de prensa, son los que se alegran con el mal ajeno, las navajas en sobres y demás trampas que las formaciones de la siniestra llevan a la política con minúsculas y engaños, eso si no las alientas desde sus putrefactas trincheras ideológicas. Deberían saber que «más vale una paz relativa que una guerra ganada», en palabras de la Emperatriz de Austria.

Estos perversos «juntaletras» del periodismo menos serio y más ruin forman parte de esos «muchos hombres que cometen el error de sustituir el conocimiento por la afirmación de que es verdad lo que ellos desean». Así pensaba Rusesell y su pensamiento no ha perdido actualidad. Por otra parte, Gar Mar acostumbraba a afirmar que «Más mérito tiene el que hace avanzar un paso por medio de una sonrisa, que el que hace avanzar ciento a fuerza de latigazos».

Hemos sabido que su traición y torpeza ha llevado a varios de ellos a disculparse en privado. Y leemos en un digital de plena credibilidad que otros han borrado su #Linkedin, pero ya han quedado marcados en la profesión periodística y siempre será fácil taparlos la boca por ejercer el comunismo represor y cainita. No dan dudado en «apuñalar» a sus compañeros de profesión como el que mete la «cheira» en una manzana. Pero estaremos ahí para recordárselo, censurar sus trabajos, señalar a los medios que los contraten y boicotear a las empresas que los acojan para que no vuelvan a insultar al sentido común.

Por cierto, sin disculpas públicas no hay perdón ni redención.

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