La ultraizquierda es capaz de recurrir a las estratagemas más bochornosas y deshonrosas con tal de alcanzar el poder.
Por Jesús Salamanca Alonso / Ya no se lo cree nadie eso de las cartas con balas de CETME. Cuanto más leemos, escuchamos medios diversos y preguntamos a especialistas, más argumentos encontramos de que es un montaje de la propia ultraizquierda. Las encuestas para las elecciones de Madrid dan a la ultraizquierda menos del 5% de los votos, lo que quiere decir que no entraría a formar parte de la Asamblea de Madrid. ¿Solución? Intentar cambiar la estrategia. ¿Cómo? De la misma forma que lo hizo Maduro en Venezuela. Mientras UP culpa a VOX, en el caso del comunismo bolivariano echaron las culpas al imperialismo yanqui. Así es el comunismo, capaz de recurrir a las estratagemas más deshonrosas con tal de alcanzar el poder. Con lo que no contaba Unidas Podemos es con que VOX se personara como acusación popular. Veremos qué sale de ahí, cómo y por qué.
En Correos dicen que es imposible que el escáner no detecte un sobre pesado con balas. La tecnología que se utiliza en Correos no es baratija. Tampoco se entiende que los escáneres de los ministerios no detecten eso mismo. Huele a chamusquina, igual que el incendio de la sede de Cartagena. «¡Lagarto, lagarto, dime la verdad o te parto por la mitad!», solían decían los niños en el recreo cuando sospechaban falsedad. Hasta los sindicatos de la institución postal se extrañan de la existencia de esas cartas sin que hayan sido interceptadas. ¿Gato encerrado? Parece que nadie lo duda: gato, perro, loro, cerdito… Los sindicatos de Correos han pedido una auditoria para saber si los sobres con balas esquivaron los controles. Y, si los esquivaron, algo sospechoso ha sucedido, a la vez que se han incumplido los protocolos.
Dudo que no haya alguien mafioso detrás, pero si no hubo fallos hay que pensar que Correos dejó desamparados a sus trabajadores quedando expuestos a una desgracia. Los responsables de los sindicatos han explicado que «tanto las inversiones realizadas para detectar envíos sospechosos, como los protocolos de seguridad implantados en toda la red postal han impedido la circulación de objetos como los citados y han permitido afirmar que la red postal es segura». Cada vez me huele más a montaje y, si no sale la verdad a luz inmediatamente, es que pretenden que esa no se sepa para no dar plena veracidad a la falsedad y a la autoamenaza. Lo triste es pensar que la mafiosa ultraizquierda puede endilgar el marrón a alguien para quedar los políticos en buen lugar. Con el comunismo y la ultraizquierda sueltos y en danza todo es posible y nada descartable.
Nadie en su sano juicio es capaz de escribir una nota, direccionar un sobre franqueado e introducir balas, que no parecen ser de chocolate ni caramelo. Y si lo ha hecho la propia organización victimaria, entonces es que están de atar. Han mentido tanto estando en el Gobierno que ya nadie cree lo que dicen, ni siquiera cuando tiene tintes de ser verdad. Pablo Iglesias ha dejado de ser «marqués» de Galapagar desde que se convirtió en el personaje más despreciado del vecindario serrano. Cuando se sabe cómo actuaba ETA, no es sorpresa ver lo que hemos visto. Es la misma táctica que la banda asesina utilizaba con políticos, periodistas y personajes relevantes. Por cierto, a Marlaska, Iglesias y María Gámez se las han mandado en sobres, pero a más de un concejal se las incrustaron en la nuca esos mismos a quienes, el que hoy se siente víctima, alentaba y aplaudía o se sentía orgulloso de ver cómo pisoteaban la cabeza a miembros de la Policía durante una manifestación. La violencia genera violencia y, quienes han alentado al terrorismo, y puesto en duda los permanentes ataques vandálicos que sufren los partidos demócratas, no puede venir llorando por unas balas del año la cataplasma, cuyo origen no está nada claro. Quien tiene intención de matar, no avisa, y quien avisa cierra toda su cobardía en un acto despreciable, pero rara vez ejecutable.
¿Recuerdan cuando el motorizado, Echenique, alentaba las luchas callejeras en Barcelona o ponía en duda la sangre que brotaba a una simpatizante de VOX, tras recibir decenas de piedras a modo de lluvia traidora y vengativa? Eran pedradas de odio africano, nada que ver con las rebatiñas de los bautizos u otros actos sociales. Otra vez los vientos que se sembraron se han vuelto tempestad. ¿Cuándo el «exmarqués» ha condenado la violencia procedente de los sectores más degenerados de la sociedad antidemocrática y de la ultraizquierda?
Decía un viejo refrán castellano aquello de «Arrieros somos y en el camino nos encontraremos». Pues ya lo tiene en sus carnes. Los arrieros ya se han encontrado en el camino. Y cuando ese momento ha llegado, ha demostrado su incapacidad para debatir y exponer sus políticas; unas políticas basadas en la destrucción social, como él apuntó en más de una ocasión. Su machismo irredento le ha impedido confrontar ideas y debatir con mujeres mucho más preparadas que él; precisamente de esas que no le aplauden o se ponen a su servicio en primer tiempo de saludo. ¡Qué indignidad y cobardía cuando se marchó de la Cadena SER! Ni siquiera fue capaz de aguantar el chaparrón, con todo el apoyo, cariño y carantoñas que le brindó la momentánea activista, Barceló; es una prueba más de que está tan acabado como las maracas de Machín en las Vascongadas y tan tocado como la Barceló en el mundo de la información veraz. «¡Anda, quédate y contesta a la ultraderecha!», se escucha en la grabación a la presunta moderadora, pero incitadora ocasional.
A alguno le ha faltado tiempo para acudir a las redes a difundirlo, con lo que destroza las posibles pistas que podía haber reunido la Policía o los ‘Ahumadas’. También esto huele a montaje por los cuatro costados. Si a este insultador personaje del moño le levantan la voz, dice que le están acosando o amenazando, pero si a personas como Abascal le amenazan 87 veces, como así ha sido, él se mofa y esconde su cobardía tras la casta de la que ya forma parte. Su karma ha entrado en rebelión y difícilmente encontrará la paz. Los vientos y la tempestad ya son lo mismo para él.
Alguien debería explicar al advenedizo ‘señorito’ que, en palabras de Castiglione: «Perdonando demasiado a quienes cometen faltas se hace una tremenda injusticia a quienes no las cometen»