La reforma educativa está denunciada a Bruselas: es un atentado al sentido común o un esputo al sistema.
Por Jesús Salamanca Alonso / Ya nadie duda de que la salida de Pablo Iglesias del Gobierno es un descanso para el Ejecutivo y una liberación para Nadia Calviño. Al menos ahora sólo tendrá que doblegar a los sindicatos sectarios y de clase que tanto daño hacen al mundo del trabajo al que apenas representan. Desde hace años vengo insistiendo en que, tan pronto como se abra la Constitución, el sistema de representatividad laboral debe cambiar: no sólo no ha evolucionado, sino que se ha podrido. Ni entiendo la actuación de los sindicatos de clase, ni entenderé jamás que se libere a trabajadores a quien paga su propia empresa por morder y mear en la mano que le da comer. Sigue leyendo