Estos días pasados hemos insistido en el alto grado de rechazo existente sobre el anteproyecto de la LOMCE. Sigue sin haber acuerdos y se mantienen las discrepancias sobre la forma de abordar muchos temas. Sobre todo hay uno que sigue preocupando a la sociedad y es si la educación que reciben actualmente nuestros niños y jóvenes supone una garantía de futuro mejor para la sociedad. Algo parecido planteó José Antonio Marina en la presentación del coloquio celebrado recientemente en el Club Siglo XXI donde, entre otros, participó el ínclito presidente de ANPE, Nicolás Fernández Guisado.
No es fácil responder al planteamiento de Marina, pero sí podemos abordarlo desde diversos puntos de vista. Lo cierto es que el fracaso escolar sobrepasa el 32% en España, con matizaciones en las CC.AA. Y respecto a los jóvenes, ahí está el índice de paro, sobrepasando el 50%. Por si no es suficiente este último dato, no olvidemos que en educación de personas adultas el abandono a veces alcanza el 30% y más en los niveles de enseñanza secundaria. En una palabra, los datos no son muy alentadores, ni a corto ni a largo plazo. Todo ello requiere una reflexión serena y ordenada; justo lo contrario de lo que está haciendo el MECD, el ministro y sus asesores con la nueva ‘deforma’ educativa que pretenden.
En este momento hacen falta propuestas para mejorar el sistema educativo, en vez de intentar entorpecerlo, porque después será muy complicado rectificar. Hay que empezar por brindar un apoyo al profesorado que actualmente no tiene. Tanto el MECD como las CC.AA. están en un punto diametralmente opuesto a las necesidades; al profesorado se le reprime, rebaja el sueldo, sube el IRPF, elimina pagas extras,… pero falla lo fundamental. Seguramente, pocas veces ha estado el profesorado tan abandonado como ahora.
También se precisa una apuesta real por la enseñanza pública. No tiene sentido enfrentar a las dos redes. Ya lo explicó claramente Nicolás Fernández Guisado. La existencia de ambas no lleva necesariamente a eliminar la igualdad de oportunidades.
También hay que evitar la confrontación ideológica y eso se consigue con el Pacto de Estado por la Educación, donde partidos y agentes sociales trabajen con las ideas claras y en la misma dirección. El consenso siempre es posible, sobre todo cuando hay intenciones reales de remar en la misma dirección. Tenemos mucho que mejorar. Y no olvidemos que la enseñanza pública siempre será garante de la educación para todos y en todo momento.
¡Ah!, se me olvidaba: esa garantía a la que acabo de aludir es precisamente lo que intenta eliminar la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, desde el momento en que pone puertas al campo, limita la educación de personas adultas y pretender hacer reglado lo que no lo es. Y lo que es más grave: tritura el espíritu de la Ley de Educación de Personas Adultas de la comunidad. Más daño es difícil hacer. Con su pan se lo coman y tanta tranquilidad tengan como desprecio demuestran hacia el profesorado.