La rapidez de la comunicación es más que un serio contratiempo para el gobierno cubano: es un permanente y reconocido quebradero de cabeza.
Por Jesús Salamanca Alonso / No hace falta ser un lince para comprobar que Cuba no atraviesa por su época más florida. Sesenta años después el pueblo pone en duda todo, desde las intenciones iniciales de la Revolución hasta la legitimidad de los actuales gobernantes. Las generaciones jóvenes ven que su futuro es una ruina si no cambian las políticas cubanas hacia la apertura y la modernización. Quieren progresar y quieren hacerlo en su terruño, sin tener que emigrar o ‘escapar’ en balsa. Y lo mejor de todo es que tienen derecho a ello y la obligación de luchar por eso mismo. Hoy, la generación joven tiene más información y está más abierta al mundo. Internet y las redes sociales han tenido mucho que ver en la situación actual.
Si no fue fácil la implantación de internet y de las redes sociales, que precisaron un largo periodo hasta llegar donde otros países llegaron hace muchos años, esas han influido en la ciudadanía y en la situación política. Las nuevas generaciones están edificando el despertar cubano. Si las redes sociales suponen un contratiempo para todo gobierno, por la fuerza que aporta a la ciudadanía, la facilidad de la comunicación y la rapidez de la misma, para el gobierno cubano es más que un serio contratiempo: es un permanente y reconocido quebradero de cabeza. Sigue leyendo