Por Manel Castillalba / Comentario en EL CORREO DE ESPAÑA / Los españoles llevaban hartos una pila de tiempo y cuando surgió un movimiento netamente acrático que pretendía hacer llegar al poder el hartazgo el mundo político se apunto para reconducirlo y aprovecharlo en su provecho.
Fruto de aquel movimiento que, más allá de lanzar consignas absurdas mientras una serie de ti@ chorras movían las manos reverencialmente en cualquier plazuela de los madriles no era mas que una majadería, fue que el listo de turno se apropio de las consignas y consiguió que las teles se fijaran en el y en su labia pseudopolitca llena de enormes mentiras dichas con pastosa seguridad.
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