Tratar a Madrid de “paraíso fiscal”, es una barbaridad del excéntrico, Gabriel Rufián, y también forma parte del papel electoral de los políticos catalanes ante las elecciones de febrero de 2021.
Por Jesús Salamanca Alonso / ¡Caramba, qué suerte tienen los madrileños! “Seré la peor pesadilla de quien intente tocar el bolsillo de los madrileños”, ha declarado la presidenta de la Comunidad de Madrid. No se esperaba menos de ella. No es de extrañar que, llegado a este punto, Isabel Díaz Ayuso se eche la manta a la cabeza y siga llamando a las cosas por su nombre, pero ahora con más contundencia e intensidad. Tratar a Madrid de “paraíso fiscal”, además de ser una barbaridad del excéntrico diplomado en relaciones laborales y trabajador de ETT durante diez años, Gabriel Rufián, también forma parte de ese papel electoral de los políticos catalanes de cara a las elecciones de febrero de 2021.
Como Pedro Sánchez anda loco por aglutinar el número necesario para sacar adelante los presupuestos generales de 2021 y apoya cualquier opinión o decisión aunque a medio plazo le duela haberlo hecho. Lo que sucede es que, como es muy mentiroso y falso, lo mismo le da planchar huevos que freír corbatas; ello sólo puede ser resultado de la torpeza que le acompaña y del mal asesoramiento. Es evidente que “se puede confiar en las malas personas, no cambian jamás”, decía William Faulkner. Sigue leyendo