No le preocuparon los miles y miles de muertos que arrastró la pandemia, como no le preocupa malgastar los dineros públicos.
Por Jesús Salamanca / Hay motivos más que suficientes para que dimita el presidente del Gobierno: desde la incompetencia que mostró en marzo con la extensión del coronavirus hasta el engaño sobre el dinero que se recibirá de Europa, pasando por la falsedad de su tesis y otras lindezas.
No hay duda de que la irresponsabilidad acorrala al presidente Sánchez. De forma torticera se ha lavado las manos y ha dejado a las comunidades la responsabilidad de adoptar medidas sobre la pandemia. Entiendo que un presidente debe servir al pueblo en vez de servirse de él. La historia no podrá juzgarlo de otra forma que no sea como nefasto, imprudente e irreflexivo.
Echarse por la parte de fuera es muy propio de este “pavo real” que habita en Moncloa y encarga organizarle recepciones cada vez que patina en Europa o hace el ridículo como en él es habitual. Ha demostrado su incapacidad para cooperar y colaborar con las autonomías. Si no figura, destaca o le quitan el margen para el pavoneo no es feliz y deja tirados a los presidentes que, dicho sea de paso, se están dejando la piel en el empeño para salir de una situación que sobrepasa a cualquiera. Sigue leyendo