“Pablo Iglesias y su zarina ocasional llenan de llanto y de mocos los micrófonos y los platós, contando que su huída de Felgueras fue como la célebre Marcha de la Muerte…”
Por Eduardo García Serrano, en EL_CORREO_DE_ESPAÑA / Iba de matasiete, de chuletilla de cantina y de matón revolucionario. Le gustaba engolarse de sietemachos y con la lengua, solo con la lengua, galleaba de bravo curtido, con los huevos negros del humo de cien batallas, y resulta que nos ha salido llorona. La llorona de la coleta, al que se le dilataron los esfínteres por una pintada (“Coletas Rata”) que interpretó como el heraldo de la entrada de la Wehrmach en Asturias. Sigue leyendo