“Quiero que llegues a casa, claro que sí, sola o acompañada, como prefieras, pero sobria mejor que borracha”
Atiende un momento, Irene:
“Sola y borracha” yo no te dejaría ir a casa, sobre todo si fueras mi amiga. Puedo asegurarte que esa suele ser la reacción normal entre amigos, conocidos y compañeros, lo que sucede es que tú te has debido de mover en un ambiente cavernario y donde, al parecer, los hombres se aprovechan de las mujeres en la primera ocasión que tienen; de ahí que nos veas a todos como violadores en potencia. Piensa en la canción “el violador no soy yo”. Tu forma de pensar está trasnochada y adulterada. Pero cambiarás; estoy seguro que tus hijos te harán madurar y cambiarás.
Según tu forma de pensar y tu experiencia, no sé si debo entender que todas mujeres se arriman al “macho alfa” de su sector o credo para trepar, como tú has hecho. De la misma forma que nos catalogas a todos como violadores, no te imaginas cómo te catalogamos, además de “menestra” de Igual Da. Seguramente no puedes imaginarte la vergüenza que hemos sentido el pasado martes con tu anteproyecto de ley de libertad sexual. Hasta en las redes sociales han publicado un remedo de solicitud-contrato-compromiso para mantener dicha relación. Está perfectamente elaborado y es una respuesta a tu claro despropósito; compruebo que no sabes que ese “Sí es sí” y el “No es No” ya existe desde tiempo inmemorial y a quien no lo cumple se le aplica la legislación en vigor. No hacía falta que te regalaran un ministerio vacío de contenido para jugar, ridiculizar a tu partido y hacer vulgar postureo con tu retoño.
Al parecer, y según he podido estudiar en ese documento de despropósitos ministeriales, el anteproyecto de Ley de la Libertad Sexual castigará cualquier comportamiento sexual (hombre) “que atente contra la libertad sexual de otra persona (mujer) sin su consentimiento”. Eso ya existía, guapa. Lo que sucede es que no lees o si lo has leído, no lo has entendido. Por cierto, lo de “guapa” va con recochineo, no sea que me denuncies por piropearte o me llames “machirulo”, ya que eres muy dada a inventarte vocablos que no reconoce la RAE.
¡La que has montado, ministra de Igual Da! Con ese borrador redactado por tu equipo te has consagrado como “cateta ministerial” y habéis superado a los “catedráticos de la estupidez”, incluso a los “arreadores del sentido común”. Los profesionales del ámbito jurídico han sentido vergüenza ajena y han comprobado que no se podía caer más bajo: nula base jurídica, invasión competencial, faltas de ortografía a “tutiplén”, deficiente redacción y mediocre puntuación e inexistente formato de proyecto de ley. ¡La que has liado, Irene! Y precisamente por ello te han “sobado el morro” en las redes sociales y en los medios de comunicación no afines ni vendidos. ¡Si conocieras los calificativos de bar, saldrías corriendo y no tendrías tiempo ni de presentar la dimisión! Todo se resume en que has quedado como Cagancho en Almagro , incluso peor.
No sé si “sola y borracha”, pero llevas cuatro días en el ministerio que te han regalado y no dejas de crear fricciones ministeriales. A algunos de tus compañeros del Consejo de Ministros los tienes hasta la visera. No se puede elaborar un anteproyecto lleno de inconstitucionalidades ni meterte en sembrados ajenos. Sin duda, un anteproyecto se puede matizar y, precisamente, así lo han hecho en el Ministerio de Justicia para que el ridículo no fuera tan abultado ni salpicara a todos. Tu ansiedad te ha traicionado; ten presente que es muy fácil destruir y vociferar, pero más difícil es construir. Créeme, eso no es lo tuyo, estás mejor chillando como cuando hacías oposición. Lo peor de todo es que arrastras a tu barragán, que se ve obligado a salir en tu defensa permanentemente; no voy a escribir lo que ya te ha dicho Álvarez de Toledo porque sería repetir un sentimiento de sobra cierto y conocido.
Como ciudadano, no te quiero “sola y borracha” sino sobria y trabajando, al igual que no me gusta que sigas presidiendo el Camarote de los Hermano Marx y tampoco escondida tras tu “machirulo”. De igual forma, no me gusta que alardees de feminista porque has demostrado que te queda muy lejos eso. Deberías escuchar de nuevo las reflexiones de Camille Paglia y profundizar en esa escuela para que comprendas lo que es el feminismo que celebra los logros de la mujer, que cada vez son más. Esos logros están conseguidos por méritos propios y con sacrificios diarios, al igual que los consiguen los hombres. No mires hacia el feminismo español porque con él no progresarás: recuerda que el feminismo vulgar es el brazo armado del comunismo y éste ha sido condenado por la UE, al igual que el fascismo.
Tampoco quiero que sigas “sola y borracha”. Prefiero que tengas autoconfianza y estés llena de vitalidad para que puedas celebrar el Día de la Mujer y siempre los logros de todas ellas desde la igualdad, el trabajo, el mérito y las perspectivas de futuro, olvidándote de eso que llaman “cuota“, “mujeres cuota“, “floreros irrelevantes“, “listas cremallera” o “discriminación positiva”. También te quiero serena y acompañada para que puedas comprobar que cuando empiece a marchar el feminismo vulgar, el de la escuela de Paglia ya estará de vuelta.
Espero seguir viéndote risueña y como madre responsable, en vez de “sola y borracha”, para que puedas estudiar cómo no faltaron mujeres — durante los primeros meses de la II República– que pusieron toda la carne en el asador para que se aplazara el reconocimiento del voto femenino. ¿Se lo preguntamos a Victoria Kent? Por suerte, Clara Campoamor “revolcó” las tesis de Kent y consiguió que se aprobara el derecho al sufragio femenino en la Constitución de 1931, aunque la primera vez que votó la mujer en España fue el 19 de noviembre de 1933, convocatoria electoral que ganaron las fuerzas de la derecha integradas en la CEDA. ¿Cómo estudiarlo, Irene? Pues, ahora que eres “menestra”, repasa las actas de las discusiones parlamentarias durante los meses previos a la aprobación de esa Constitución.
Quiero que llegues a casa, claro que sí, sola o acompañada, como prefieras, pero sobria. Y si alguien impide ese derecho con fuerza o violencia, también quiero que caiga sobre él toda la fuerza de la ley. Recuerda: sola o como prefieras, pero serena para recordar que disfrutas de un derecho que te corresponde y que la sociedad te reconoce. Por cierto, si lo explicamos y lo afianzamos desde la escuela primaria, mejor todavía.