La peste amarilla

“Su única misión es cobrar… y robar…. al ciudadano para un viaje a ninguna parte. Así las ratas se adueñaron de las calles, de las familias, las instituciones, las escuelas,…”

Lazos amarillos por doquier que conforman lo que se conoce como PESTE AMARILLA.

Por Xavier Carrió / Son tiempos difíciles. La otrora ciudad modelo, yace en ruinas. La gente anda por las calles con el ceño fruncido, sus domicilios okupados bajo directrices municipales, los negocios languidecen y el que puede hace las maletas y se va a otro lugar más amable para él o su negocio.  Enormes lazos amarillos se posan en fachadas, farolas, solapas o semáforos. Sus gentes, desesperadas, luchan como fieras, golpeándose e insultándose, para mantener sus privilegios y los  momios bien remunerados con la excusa de reivindicar la libertad de sus carceleros que prologaron sin solución de continuidad la dictadura de Franco a la de Pujol y sus sucesores. 
 
Y cuando parecía que nada más podía perturbar la poca tranquilidad que quedaba, llegó una plaga que desató el desespero en los ya desconsolados ciudadanos: la peste amarilla que reivindican una libertad que no es más que privilegios para sus caciques y una democracia que no han llegado a conocer ni les interesa.

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