Por Jesús Salamanca Alonso / A nadie se le oculta que los Mossos de Escuadra están en la mente d elos españoles como espías, traidores y sobrantes. Ya en 1934 demostraron una traición inusual y, transcurridos ochenta y tres años, su ADN no ha variado.
Hay pruebas más que suficientes para demostrar cuanto aquí decimos. A ello hay que añadir la envidia que sienten por la Guardia Civil y el Cuerpo de la Policía Nacional; estos sí son Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
En el caso de los Mossos no son considerados como Cuerpo de Seguridad del Estado, pero sí como Policía política al más puro estilo bolivariano. Solo falta a esos miembros la moto negra, el pasamontañas y el odio a la ciudadanía. Bueno, lo último ya lo llevan inoculado, al igual que los niños catalanes: esa generación perdida, desnortada y ajena a todo lo español por obra y gracia de un profesorado alejado del profesionalismo, indigno y vulgar que ha sabido colgar la bandera estrellada donde no debió de hacerlo.