“El rezo del autobús no precisa aludir a esa “libertad de expresión” tan socorrida, manida y desprestigiada, incluso”.
Por Jesús Salamanca Alonso / Ahora, con el famoso autobús que circula por Madrid, intentan presentar lo evidente como “atentado a la realidad”, “incitación al odio” y no sé cuántas cosas más. El caso es que lo normal y/o habitual, real o natural pretenden presentarlo como excepcional y odioso. ¿Y quiénes hacen eso? Los mismos que se envolvieron en la manta de la “libertad de expresión” cuando asaltaron la capilla de la Complutense, hicieron chistes burdos y torpes o defendieron a energúmenos y ladrones como los Espinar, los Pujol o los Urdangarín.
El rezo del autobús no precisa aludir a esa “libertad de expresión” tan socorrida, manida y desprestigiada, incluso. La verdad tiene un camino. Eso no quiere decir que el mundo de los especiales no tenga el suyo; lo importante es el respeto y me temo que en esta ocasión no existe ese, ni por parte del comunismo levantisco ni del descontrolado mundo podemita ni de la propia presidenta de la comunidad de Madrid ni del desnortado mundo cavernícola de un importante sector de la izquierda.