¡Cuántos se habrán llevado las manos a la cabeza con el título de este post! Hace años tuve un alumno de 16 años cuyo padre amenazó a los profesores por escrito con “matalos y cortalos los buebos si siguen propoñiendo (sic) debres a los niños”
Por Jesús Salamanca Alonso / Pues bien, a ese padre que “tocó los cataplines” hasta más no poder, hubo que convencerlo para que dejara de amenazar al personal docente. Transcurridos los años, el tiempo suele ser chivato, así como suele convertirse en médico de las fatigas. Aquel niño terminó en un centro de educación de adultos cuando fue mayor de edad.
El padre siguió acompañándolo, cual inquisidor al patíbulo. Vista la documentación para convalidar cuanto procediera, no fue posible convalidar nada. Tan solo tenía aprobado…..una “maría”… Educación Física. Religión (eran otros tiempos) sin calificar. ¿Las demás calificaciones? ¿Se acuerdan de las famosas siglas N.M. y toda aquella parafernalia? Pues eso.
Tras el primer curso matriculado en Conocimientos Básicos de la Educación de Personas Adultas, el papá exigió el aprobado. Y lo hizo por escrito: “¡O me lo aprueban con la secundaria o sus pejo una patada en los buebos”! (sic) Pero fue más lejos: repetía sin cesar que los profesores siempre habían tenido manía a su hijo, así como que aprobaban a todos los chavales según el regalo que recibían de los padres.
Ese último convencimiento del padre me hizo recordar el Teorema de Thales que sabían todos los alumnos como “el Juancho” (nombre ficticio): “Prohibido joder en los portales, de lo que se deduce que quien no jode, no produce”. Sigue leyendo