Por Jesús Salamanca Alonso / Ayer me sentí avergonzado escuchando a los participantes en el Congreso de los Diputados (esos falsos ‘padres de la patria’, hoy maltratadores padrastros) y comprobé la baja formación de casi todos ellos así como la nula catadura moral, la forma de hacernos perder el tiempo y la cantidad de despropósitos que se acercan con esta tropa de insultadores, catedráticos de la estupidez, representantes de la mediocridad y alentadores de la suciedad ética y moral.
Escuchar a ‘Coleta morada’ haciendo referencia al ‘beso entre bujarrones’ del día anterior, créanme que me sonrojó, pero no por el beso en sí sino porque demostraron no saber estar ni hacer ni interpretar el mandato de las urnas. Y todo ello alentado con los aplausos de su recua de ignorantes y aprovechados, donde destaca la mamá del bebé paseable y ‘posturado’, el miserable ‘cazabecas’, el charnego acomplejado, el impresentable chavista bolivariano: ‘coleta morada’,…
Lo de Gabriel Rufián (algo me dice que — por la forma de hablar y el contenido– subió al estrado ‘mamao’ o ‘fumao’ en exceso) fue un ejemplo de cómo se manifiestan en algunas personas los complejos de inferioridad, los miedos e inseguridad del pasado y la falta de formación para reflexionar desde una tribuna pública. No nos interesan sus problemas ni los de su familia: da igual que sea charnego, catalufo, polaco, catalino, independentista,… como da igual si su padre era albañil y su abuelo trabajaba en el taxi. ¡Qué mal gusto de discurso! ¡Qué memez la que lleva Rufián pintada en la cara! ¡Qué complejos y que vergüenza lo que él representa! Y si a ello añaden las estupidez e indisciplina que predica el tal Tardá, pues entonces estamos ante el muro del pasado, la caverna del futuro y la mediocridad del presente. Créanme…¡No son más tontos porque no entrenan a diario, aunque casi lo han conseguido por completo! Doy fe.
Hay más parásitos en ese Parlamento venido a menos, pero no toca hoy. ¡Si Dios quiere hay más días que longanizas!