Debe saber, señor Herrera, que muchos de sus cargos ya se consideran casta propia y actúan como si la administración fuera parte de su patrimonio personal.
Sr. Herrera Campo, Juan Vicente:
No me he perdido ni un segundo de su intervención en las Cortes, de cara a su previsible investidura como presidente de todos los castellanos y leoneses hasta 2019. Y debo confesar que no me ha gustado, porque es más de lo mismo: cuanto ha expuesto hoy en su decálogo, lo ha dicho en numerosas ocasiones, incluso ha copiado las ideas, pero ha tenido la exquisita habilidad de retocar la forma para que parezcan ideas originales, novedosas y realistas. En una palabra: engaño. Sí, amigo Herrera, me siento engañado y traicionado por esa intervención suya.
Me duele que mi presidente engañe de esa manera. Fui fiel a usted en una ocasión — y hasta me obligaron bajo amenaza a pasarle datos sobre lo que fue la Ley que estábamos elaborando sobre la Educación de Personas Adultas de Castilla y León– pero antes vendo mi voto en un mercadillo que depositarlo en la urna con su nombre. Debo recordarle, amigo Herrera, que Mariano Rajoy engañó a los contribuyentes y estos le han dado un ‘soplamocos’ en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Aplíquese el cuento y aquello de las barbas del vecino. No voy a consentir su desprecio: la ciudadanía no es tan gaznápira como usted se piensa, y mucho menos estúpida.
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