Afloran las mentiras de Mariano Rajoy

Luis Bárcenas o Luis 'el cabrón', como se le conoce ahora en el seno del Partido Popular.

Luis Bárcenas o Luis ‘el cabrón’, como se le conoce ahora en el seno del Partido Popular.

De todo lo que se va conociendo de la financiación ilegal del PP, parece que los últimos secretarios generales de ese partido se traen un trapicheo de tres pares de narices. Eso nos hace pensar que Mariano Rajoy volvió a mentir ‘motu proprio’ o incitado por el contenido que sus asesores plasmaron en su recordado discurso del “fin de la cita”. Hasta el propio Rubalcaba –que tiene mucho que callar por su largo recorrido, desde el ‘faisán’ hasta la cal viva—sabe que “Rajoy dijo muchas mentiras en el Parlamento respecto al caso Bárcenas y la financiación ilegal del PP”.

No estaría de más una comisión de investigación en toda regla, pero para conocer la verdad, no para salvar el trámite. Jamás imaginé que Mariano Rajoy se pudiera brindar a tanta falsedad, como no entendí en su día que Rodríguez Zapatero se ‘encamara’ con la serpiente etarra, ni que el Tribunal Constitucional –hoy totalmente desprestigiado—consintiera que los cachorros de ETA entraran en las instituciones. ¡Lo que hay que ver y conocer en el mundo corrompido de la vida política española!

Los tribunales están para hacer su trabajo y la ciudadanía tiene la obligación de respetarlo. Hay que reconocer el mérito del juez Ruz y de la jueza Alaya; uno y otra han recibido presiones que no son de recibo y hasta el propio Pérez Rubalcaba se vuelve defensor de la Justicia y los jueces cuando no le toca dar cuenta de algo. Por eso decía antes que tiene mucho recorrido y mucho que callar, esconder y olvidar. La decepción y el asqueo que ha generado el PP, no quiere decir que en el PSOE puedan presumir de mirlos blancos.

Queda mucho por conocer sobre la financiación ilegal, los disparatados sobresueldos, las contabilidades B, el uso abusivo y corrompido de coches oficiales, así como sobre el enriquecimiento millonario de diputados y senadores del PP desde el año 2006 hasta el 2011. En muchos casos, estaban contraviniendo los propios estatutos del partido y la ley de incompatibilidades que ellos mismos habían votado. ¿Y esperan que los funcionarios con más de un empleo se acojan a la incompatibilidad? ¿Pero de dónde se ha caído esta gente? No se acuerdan que quitaron una paga extra a millones de profesionales en Navidad, por lo que habrá que devolverlos el ‘favor’ cuando desempolven las urnas.

Sea como sea, se tiene que saber la verdad, porque esta generación de políticos se ha convertido en la gran decepción española de nuestro tiempo. Tampoco se debe consentir que el PSOE pida lo que jamás fue capaz de dar cuando se vio en el lado opuesto, empezando por la corrupción andaluza del PER y los ERE y acabando por la ayudas a ‘amiguetes’ desde su sospechosa fundación.

Luis Bárcenas (ya nadie habla de Bárcenas en el partido sino de Luis ‘el cabrón’) ha hecho mucho daño a su partido, a sus compañeros, a la política, a la ciudadanía y, sobre todo, ha sacado a relucir su odio africano a Javier Arenas, su trabajo desacompasado con Mariano Rajoy, su ‘fila’ a Cospedal y su temor a Álvarez Cascos. Incidiendo en el trabajo desacompasado con Rajoy, no hay más que recordar cómo, estando presente Javier Arenas, Mariano acordó con Bárcenas “mantener un despacho en la sede del PP, su secretaria, un coche con conductor y que seguiría cobrando su sueldo ‘sine die’ tras dejar su cargo de tesorero en 2009”.

La trama empieza a estar tan clara que aquí debería cerrar con aquello de “fin de la cita” y pensar que está claro para todos, pero estoy seguro que muchos datos no se conocen aún. Tanto el PP como la Agencia Tributaria han pasado datos al juez Ruz y son abrumadoras las cantidades de dinero que se han gestionado desde las cloacas del Partido Popular. ¡Para llevarse las manos a la cabeza! Y si a ello se une el entorpecimiento del PSOE al juicio de los ERE en Andalucía y la falsificación de facturas de UGT quitando el dinero a los parados, entonces estamos ante una casta de ladrones, cuyo objetivo no es resolver los problemas de la ciudadanía sino los propios.

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