Nada descubro al lector si digo que Portillo tiene una larga tradición alfarera. No hay más que ver los datos estadísticos y comprobar que en los años 60 había sesenta y tres alfarerías en la localidad. A ello hay que añadir que decenas de familias vivían de forma colateral de esta actividad. Hoy, en el año 2013, apenas media docena de alfarerías subsisten y la continuidad de la tradición alfarera puede estar en trance de desaparición.
No quiero centrarme en la economía portillana sino en la festividad tradicional del sector alfarero: me refiero a la fiesta y celebración de las santas sevillanas, Justa y Rufina. Bien es verdad que la celebración que se hace en estas fechas, nada tiene que ver con lo que acontecía hace unos años.
El 19 de julio es la festividad de las santas aludidas. Un sector de la población portillana celebraba el acontecimiento: los alfareros del lugar y sus familias. A dicha celebración estaba invitado todo el pueblo, tuviera vinculación con el ámbito de la alfarería, o no.
El día festivo comenzaba con la celebración de un acto religioso. Unas veces lo hacía en solitario el sacerdote de la localidad y otras el acto era concelebrado; no olvidemos que varios sacerdotes de Portillo estaban vinculados al mundo alfarero, por familia y tradición. Sigue leyendo