Realizado un recorrido por diversas zonas del Hospital Clínico universitario de Valladolid, como consecuencia de nuestra estancia durante dos semanas, se observa abundante porquería. Ejemplos puntuales podemos comprobarlos debajo de las máquinas del agua en cada una de las plantas. Lo mismo vemos papeles que pelusas (no se limpia a diario ni en varios días), incluido un ratón muerto y colillas abundantes en los servicios de visitas, en la escalera principal (por rotura de cristales no repuestos desde hace varios años, según el propio personal) se acumula gran cantidad de porquería en los descansillos de cada planta.- Ver imagen superior) y en la entrada principal del propio Hospital Clínico (no se cumple la normativa antitabaco, ya que se fuma en la misma puerta del hospital).
El abandono en temas de limpieza e higiene es abrumador en el HCU-VA, como lo también en lo que se refiere a mobiliario. Respecto a esto último dejamos constancia con algunas fotografías al final.
Quiero resaltar que también nos encontramos con cables sueltos y sin proteger el terminal de estos con el peligro que ello ocasiona si alguien toca en ellos. No sabemos si es descuido, dejadez o torpeza, pero allí siguen los cables. Nos hemos hartado de denunciarlo a la Consejería de Sanidad y a la Gerencia del Hospital Clínico de Valladolid, pero tanto el consejero como el gerente son los típicos sordos, cuya sordera es consecuencia de su ineficacia o al revés. Lo mismo les da ‘planchar huevos que freír corbatas’. Pasan de la ciudadanía y, a la vista de cuanto comprobamos, sus intereses van por otro camino; por ahí empezaron personajes como Bárcenas, Sanchís, Naseiro, lanzas. Y acabaron como acabaron. Al buen entendedor…
Esa abundante dejadez contrasta con el trato exquisito de buena parte del personal que, dicho sea de paso, también se queja del abandono de la propia Consejería de Sanidad. Es evidente que también por todo ello exijo la dimisión del gerente del HCU-VA.
No hay duda que al presidente Herrera Campo le han salido tres grandes granos en el trasero: el consejero de Sanidad, el consejero de Educación y el gerente del Hospital Clínico de Valladolid. Un claro contraste con estos tres ‘forúnculos’ citados es la gestión del Hospital Pío del Río Hortega, también de Valladolid donde –entre otras muchas cuestiones– sí han aprendido a escuchar las sugerencias y a resolver problemas; con ello han conseguido hacer virtud del aprendizaje y del asesoramiento.