El consejero de Educación y todo su equipo han puesto a Juan Vicente Herrera Campo a los pies de los caballos, porque están haciendo lo contrario de lo que dice día a día el presidente. Mientras Herrera habla de fomentar y desarrollar el ámbito rural, el consejero y su gente destrozan los compromisos del presidente con los alcaldes, con la ciudadanía y con los propios diputados del Partido Popular.
El presidente, Juan Vicente, tiene ahora mismo un problema serio y grave, por lo que debe cesar al actual consejero de Educación y a su lugarteniente. Voces críticas desde Ávila, Salamanca, León, Burgos y Valladolid denostan la política educativa y la gestión de la Consejería de Educación. Nadie entiende la actitud de Mateos y desde la diputación de Valladolid –sobre todo– van a dar la batalla para evitar el desaguisado que ya planteaba la LOGSE y que la LOE consagró de forma estúpida e irracional. Hay alcaldes de localidades afectadas que no descartan presentar su dimisión y la de todo el equipo de Gobierno: no entienden que el propio PP ‘abofetee’ a sus alcaldes y consejales; con ello demuestran que están en el lado que deben estar: al lado de sus conciudadanos.
No es de recibo un consejero así y menos en las actuales circunstancias. Juan Vicente Herrera no quiere que dimitan los alcaldes en bloque, porque sería otro escándalo a añadir a los ya existentes de corrupción, tráfico de influencias, co0mpañ´çias sospechosas, pérdida de credibilidad y mentiras reiteradas.
Se sienten engañados y comprueban cómo su pueblo está indefenso, sobre todo por las entrevistas que el consejero ha fijado a tan largo plazo para cerrar cauces y evitar la marcha atrás. Si se mantiene la actual política de descoordinación, se evidenciará una vez más que Herrera Campos y sus consejeros van al ritmo del ejército de Pancho Villa.
