Los políticos ya han hecho bastante daño a la ciudadanía. Se lo están llevando a manos llenas. La corrupción se extiende por todo el expectro político. La ciudadanía no debe dar ni un paso atrás en la persecución a los políticos: hace unas semanas os contaba aquí cómo habían tenido que salir por pies de una cafetería dos políticos de Valladolid y, además, abucheados y ‘banderilleados’ con el adjetivo de SINVERGÜENZAS.
Si los ciudadanos aguantamos el daño que llevan haciéndonos desde que Zapatero aprobó la ley de los desahucios, ellos tienen que saber el daño que hacen. Y cuanto antes lo sepan, mejor que mejor, pues así evitaremos nuevos intentos. ¿Acaso ellos se han recortado en algo? Pues no, con lo que demuestran la categoría moral que les ampara. Muchos de ellos deberían estar ya en el albañal y ahí es donde debemos hacerles llegar. El acoso es uno de los caminos. Si con ello quiere Rajoy poner escoltas, allá él; pero lo mejor es que pusiera gatos para ‘las ratas’.
No es ningún delito silbarlos en la calle, hacer la peineta al paso de un coche oficial o lanzar un exabrupto, incluso llamar sinvergüenza o ‘hijo de su madre’ a un político del color que sea. Por cierto, se quejaba un dirigente del PP (un tal Oyarzábal) de si alguna vez podían arrojarlos piedras… Bueno…¿y qué han arrojado ustedes a los contribuyentes con sus erróneas decisiones? Pues tendrá que aguantarse y recoger el chinarro, la piedra, el palo o el insulto. Y la mejor forma de que sepan lo mal que lo hacen es con el acoso; eso no es delito, siempre que se haga a un político en la calle o frente al Parlamento, órgano de donde nace ese daño al que vengo aludiendo.
El “escrache” de las últimas semanas demuestra que el pueblo ya está harto y que no va a permitir ninguna maniobra más contra la ciudadanía. A partir de ahora deben aprender los políticos lo que vale un peine. Les tenemos que enseñar que su cometido es trabajar por y para el pueblo, pero nunca maniobrar contra el pueblo. Podemos acabar con esta casta de políticos mal olientes, corruptos, mentirosos y miserables. Ahí tienen ejemplos a diario de gente inservible para la política seria: Óscar López, Cospedal, Valenciano, Mato, Pajín, Oyarzábal, Pons, Zapatero,… pero hay más, muchos más.