Hemos pedido a Rajoy el cese de José Ignacio Wert.
Todas las comunidades autónomas de ‘colmillo retorcido’; es decir, las que abanderan el ‘rojerío’ trasnochado, están contra la reforma de la educación. Consideran que la LOMCE es otro meneo innecesario – como lo consideramos muchos profesionales de la educación — tanto al sistema educativo como a sus intereses particulares. A nadie le gusta que le muevan la mesa cada cierto tiempo. Ahí tienen el caso de Andalucía, Canarias, País Vasco y Asturias. Según sus representantes en el ámbito de la educación, la reforma es centralista, extemporánea, un ataque a la igualdad de oportunidades e invade competencias de las CC.AA.
Pero la discordia no se ciñe a la lengua cooficial y al porcentaje del currículum. Hay muchas otras cuestiones que pueden hacer chirriar el engranaje del sistema educativo. El diseño de dos itinerarios (hacia Bachillerato y hacia la Formación Profesional) en 4º de la ESO es una excentricidad impropia de cabezas bien amuebladas, por no decir una estupidez de grueso calibre; la implantación de las evaluaciones externas al final de las etapas educativas ponen en duda la capacidad del profesorado y de su labor diaria; el mantenimiento de la escuela concertada no se sujeta con las características actuales y sí por motivos economicistas; lo de evaluar la Religión ya se pasa de castaño oscuro. ¿Volveremos a los tiempos de las ‘marías’ (gimnasia, religión y trabajos manuales)?