A veces hay que llamar a las cosas por su nombre porque parece que algunos políticos miran al tendido después del daño que han hecho durante el septenio negro. Ese daño no solo no lo reconocen sino que pretender aventarlo para que salpique a otros. Es una prueba de que siguen considerando como atontada a la ciudadanía.
Ahí tiene el caso de Octavio Granado. A este burgalés, fracasado en política social, no se le ha ocurrido otra estupidez mayor que culpar de la crisis y del paro a las comunidades autónomas y a los necesarios recortes. Vergüenza debería sentir al escuchar al vicepresidente y consejero de Cultura y Deporte de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Sin duda, ha dado en el clavo al reflexionar sobre el tema y concluir que el secretario de Estado de Seguridad Social «tiene mucha cara». Toda la capacidad de decir sandeces no se la echa de un brazado; claro que, esa capacidad que siempre le ha caracterizado, es fruto simplemente del nerviosismo a perder las muchas prebendas que tiene. ¡Ya verán cómo le buscan acomodo en Castilla y León! Esta generación de políticos-guante es incapaz de resignarse a trabajar; les pasa lo que al vago que, después de mucho tiempo sin agachar el lomo, no hay quién le haga dar un palo al agua.
No solo hay que tener cara dura para decir eso. Parece que el PSOE no ha roto un plato, cuando en realidad ha sido la formación que más daño ha hecho al Estado del bienestar y con quien más derechos hemos perdido los trabajadores. ¿Acaso hay mayor pérdida de derechos y bienestar que perder el trabajo? Pues eso es lo que trae el socialismo: miseria, insolidaridad, venganza y odio mal entendido. En esta ocasión la tontería ha partido de Granado pero en otras ocasiones han sido otros quienes no han entendido el daño que hacen; léase Rodríguez Zapatero, Chuchi Caldera, Aído, Pajín, Pepiño, ‘Burracalva’,… Botarates distintos pero dentro de la misma formación.
A nadie le cabe en la cabeza que el todavía secretario de Estado intente justificar el fracaso de la política económica y social del Gobierno socialista y de él mismo con una situación de grave crisis de la Seguridad Social. Una crisis que solo tiene un culpable: los múltiples errores socialistas en política económica durante el septenio negro que ahora parece que va a terminar, gracias a Dios y al sentido común de la ciudadanía.
Ya no hay duda. Los cinco millones y medio de parados son el resultado de una mala gestión sindical, una política negligente del Gobierno de Zapatero y una paranoica reforma laboral en la que nadie cree, salvo el PSOE y el dañino Gobierno del ‘Vendeburras’ de León, Rodríguez Zapatero. El presidente llegó en tren de cercanías y aún no se sabe cómo saldrá pero lo cierto es que quien a hierro mata a hierro muere. Al tiempo.
Rodríguez Zapatero no ha sido legal con la ciudadanía ni leal a su gente. Y ya se sabe que ser leal a sí mismo es la única forma de ser legal a los demás. Lo cierto es que Zapatero no debe ni puede marcharse de rositas. Y en ello están algunos colectivos. Más vale tarde que nunca.
Jesús Salamanca Alonso
Fracaso de la política social del Gobierno socialista http://t.co/8yuI6MSG