¡Nadie se imagina el daño que ha hecho a Cantabria el PSOE! Durante años va a culear el tema. No olvidemos que nos dejan una herencia mediocre y una deuda que en varios años no podremos cubrir. El socialismo gasta y gasta lo que han ahorrado los demás hasta que se ven sin un euro; en ese momento acusan a los demás de manirrotos y corruptos. Es la eterna Historia de traición, falsedad, mentira reiterada y fraude que acompaña al PSOE en todas las sociedades en que ha intervenido.
Es tanta la corrupción que está apareciendo en Cantabria que la secretaria general del PSOE y ex vicepresidenta del Gobierno regional, Dolores Gorostiaga, ha acusado al Partido Popular de “poner el Estado autonómico al servicio del partido”, con sus intentos de “desprestigiar” a España “dentro y fuera” del país. Así lo recogía en una de sus noticias el diario digital, Cantabria Liberal.
En el Comité Regional, Gorostiaga ha advertido al presidente, Ignacio Diego, de que “ya es hora de que pase de la queja y la alarma a las políticas que generen ilusión” y el cumplimiento de su programa electoral. Está asustada la moza después del daño que ha hecho a Cantabria y a los cántabros. ¡Hace falta tener cara dura y ser mal nacida! Reclama lo que su partido no ha sabido hacer en ocho años; recuerden que sigue culpando al PP de despilfarro, cuando el PSOE se encontró llenas las arcas, gracias a la política y a la gestión de José María Aznar. Una vez más el PSOE no solo ha dilapidado las ilusiones de los ciudadanos sino los fondos destinados al bienestar de todos. ¡Maldito socialismo!
Lo que no se entiende en Cantabria es que la ex vicepresidenta reproche a Diego que sólo “mire atrás” y base su discurso en la “queja, la alarma y la rectificación”. Tendrá que pasar mucho tiempo para que los cántabros olviden que socialistas y regionalistas han hecho durante años una política de “tierra quemada”. No estaría de más que Cantabria devolviera algunas competencias al Estado central, como deberían hacerlo Castilla y León, Rioja, Asturias, Extremadura y Andalucía, sin olvidarnos de Aragón. Pongamos por ejemplo: educación y sanidad.